Las características singulares de este sector afectan desde el punto de vista ginecológico. Son muchas las mujeres que desempeñan su profesión a bordo de un avión, pocas -aunque cada vez más- a los mandos del aparato, muchas más como tripulación de cabina. Las peculiares características de este trabajo influyen en el organismo de las personas y el campo de la ginecología no se libra. El entorno en el que se mueven las tripulaciones está condicionado por:
Las alteraciones del ritmo circadiano y del sueño interfieren de forma notable en la secreción de melatonina. Y esas alteraciones son mayores cuantos más husos horarios se atraviesen, ya que conllevan un mayor desplazamiento del sueño que los vuelos norte-sur.
Según avalan algunos estudios, las circunstancias enumeradas pueden interferir en el funcionamiento normal del eje hipotálamo-hipófisis-ovario que tienen como consecuencia disfunciones menstruales y, en ocasiones, reproductivas. Suelen ser ocasionales, con lo que no deriva en infertilidad en el caso de embarazo, las profesionales suelen dejar de volar al conocer la noticia, con lo que tampoco le afectan las condiciones del trabajo.
Dos preguntas habituales en este sector tratan sobre el riesgo de cáncer y los riesgos que entrañan las radiaciones. Probablemente no, pero las alteraciones del ritmo circadiano y el sueño, el nivel de humo, el ozono, el estrés y la bipedestación prolongada pueden jugar su papel.
A la espera de respuestas de nuevos estudios, se recomienda llevar una dieta sana y equilibrada, y ejercicios de fisioterapia tendentes a neutralizar las condiciones adversas de la tripulación.
Artículo extraido de Problemas ginecológicos frecuentes en la aviación, publicado por la ginecóloga África Rebollo en Mach.82.