Con este lema, el pasado 7 de Abril la Organización Mundial de la Salud (OMS) dedicó el Día Mundial de la Salud (DMS) a la promoción de la actividad física como estrategia fundamental para la prevención de enfermedades y promoción de la salud.
Mediante el proceso del Día Mundial de la Salud, la OMS aspira a promover un debate sanitario mundial sobre el cambio epidemiológico observado en las enfermedades que nos afectan y sobre los factores que han contribuido a dicho cambio. En la mayoría de las regiones del mundo, las enfermedades no transmisibles (especialmente cardiovasculares) han pasado a convertirse en una importante epidemia. Esto se debe en parte a la rápida transición hacia estilos de vida que conducen a reducir el ejercicio físico, a modificar el régimen alimenticio y a consumir más tabaco. Este fenómeno se observa en todas las sociedades, ya sean ricas o pobres, desarrolladas o en desarrollo.
La falta de ejercicio físico es una causa importante de enfermedades cardiovasculares, de diabetes y de obesidad. La OMS estima que la inactividad física conduce a más de 2 millones de defunciones al año. Probablemente, una tercera parte de los cánceres pueden prevenirse adoptando una alimentación sana, manteniendo un peso normal y haciendo suficiente ejercicio a lo largo de toda la vida. Según estimaciones, nada menos que el 80% de las cardiopatías coronarias prematuras se deben a la falta de ejercicio físico unida a una alimentación inadecuada y al tabaquismo.
El ejercicio físico puede ser una manera práctica de conseguir, tanto directa como indirectamente, numerosas ventajas para la salud. Algunas tan evidentes como disminuir la obesidad o las enfermedades cardiovasculares, y otras no tanto, como reducir la frecuencia de la violencia entre los jóvenes o disminuir ciertos comportamientos de riesgo como son las relaciones sexuales no protegidas o el consumo de drogas ilícitas. Asimismo, puede atenuar la sensación de aislamiento y de soledad entre los ancianos y mejorar su agilidad física y mental.
Pese a los beneficios evidentes de la actividad física, el sedentarismo se ha convertido en un fenómeno común en la sociedad actual. Según la Encuesta Nacional de Salud de España de 1997, alrededor del 35% de los trabajadores estamos sentados la mayor parte de nuestra jornada, un 50% está de pié pero sin grandes desplazamientos o esfuerzos y sólo un 15% realiza un trabajo con esfuerzo físico. Datos de la misma encuesta referidos al ejercicio físico durante el tiempo libre, reflejan que un 45% no realizan ningún tipo de ejercicio, un 40% alguna actividad física ocasional y un 15% un ejercicio regular en mayor o menor medida.
Hemos constatado durante la realización de los reconocimientos médicos que nuestros tripulantes aéreos no se diferencian del resto de la población y son especialmente propensos al sedentarismo y el sobrepeso, sobre todo a partir de los 50 años de edad.
¿En qué se diferencian la actividad física, el ejercicio físico y la forma física?
La actividad física es cualquier movimiento corporal que dé lugar a un gasto de energía (quemar calorías). En una palabra, significa moverse. Cuando usted camina, juega, practica la jardinería, patina, limpia su casa, baila o sube escaleras, usted se está moviendo por su salud. El ejercicio físico es una forma de actividad física planificada, estructurada y repetida que mantiene y mejora gran cantidad de funciones corporales. El deporte sería el ejercicio físico realizado bajo unas reglas de forma o no competitiva.
La forma física es la capacidad de realizar actividades físicas en grados moderados o fuertes. Está demostrado que los modos de vida sedentarios aumentan todas las causas de mortalidad, duplican el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad y acrecientan sustancialmente los riesgos de cáncer de colon , hipertensión, osteoporosis, depresión y ansiedad. No le vamos a pedir que se haga deportista cuando nunca lo ha sido, pero sí le vamos a pedir que realice una actividad física moderada con regularidad.
Razones para realizar ejercicio físico regular
En términos generales, la práctica regular de ejercicio se asocia a una disminución de la mortalida
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