En este artículo, José María Pérez Sastre describe en qué consiste el daltonismo y cómo detectarlo, y analiza la responsabilidad de la medicina aeronáutica en su detección, ya que muchos futoros pilotos soon daltónicos y no saben que lo son hasta que se lo diagnostican, por primera vez, en las pruebas médicas. Ya en un artículo de principios del siglo pasado The eye in aviation se hablaba de la importancia que tiene la visión correcta de los colores en aviación. Los pilotos deben ser capaces de reconocer señales de navegación, luces de aproximación y aterrizaje, paneles de instrumentos, lectura de cartas o balizas aeroporuarias, entre otras muchas funciones. Y para ello necesitan una buena visión de colores.
Al defecto parcial o total de visión de los colores se le reconoce con el nombre de daltonismo, en recuerdo del famoso químico inglés John Dalton (1766-1844), la primera persona que se conoce que lo padeció. Éste investigó su propia visión de los colores, y la de su hermano que, como él, confundía los colores; y en particular el rojo y verde, rosa y azul.
Dalton también investigó la familia de un zapatero llamado Harris, quienes confundían los colores, y en base a eso realizó un simple test que consistía en varias tiras de colores.
El daltonismo, a veces denominado acromatopsia o discromatopsia, o simplemente "ceguera para los colores", es un término genérico para una variedad amplia de problemas en la identificación de los colores. La visión de color anormal puede variar desde una simple dificultad en distinguir ciertos tonos de algún color hasta la imposibilidad de distinguir cualquier color.
Se estima que hasta un ocho por ciento de los varones de raza caucásica (blancos indoeuropeos), y menos de un uno por ciento de mujeres, tienen cierta dificultad con la visión de color. La mayoría de los tipos de problemas de la visión de color están presentes en el nacimiento y generalmente afectan los dos ojos. Es curioso encontrar que una gran mayoría de los daltónicos son personas de iris claros. La frecuencia es mucho menor en africanos y asiáticos.
Aquí reside la importancia del tema en el mundo de la aviación. Según la normativa JAR, para ser piloto de transporte o comercial se debe tener una visión segura de los colores y además la mayoría de nuestros pilotos son varones. Por tanto habrá un alto porcentaje de aspirantes a piloto que podrán serlo.
En un reciente artículo publicado este mismo año por Delpero y O’Neill de Transport Canada, refieren un 8% de frecuencia de varones de defectos congénitos y entre un 5 y un 15% para los defectos adquiridos.
¿CÓMO VEMOS LOS COLORES?
La retina está organizada de manera que envía al cerebro una descripción codificada de la luz que le alcanza. Nuestra capacidad para distinguir diferentes colores se debe a la existencia de tres tipos de conos. El paso inicial es la absorción de fotones por el pigmento de los fotorreceptores (bastones y conos). Esta señal eléctrica es transmitida a través del nervio óptico hasta el cerebro, que determina el color que vemos.
La visión del color se basa en la existencia de tres pigmentos (proteínas), cada uno de los cuales es capaz de absorber un rango de longitudes de onda con un pico máximo de absorción en el medio del rango. Estos picos son de 552 o 557 nanómetros (rojo), 530 nm (verde) y 426 nm (azul). Estos pigmentos se encuentran en los conos, es decir, en fotorreceptores que son funcionales en condiciones de gran luminosidad (fotópicas).
Los bastones, que funcionan en condiciones de baja lumminosidad (escotópicas), contienen rodopsina, pigmento que tiene su máximo de absorción en 500 nm.
El espectro de absorción de los tres pigmentos para el color es suficientemente amplio como para cubrir completamente el espectro de luz visible.
Los fotorreceptores se localizan en la capa más externa de la retina y son los encargados de onvertir la energía luminosa en eléctrica. Se calcula que hay en la retina unos 100 millones de fotorreceptores, de los cuales unos 7 millones son conos. El proceso de fototransducción es posible gracias a la sensibilidad de los fotopigmentos de la luz.
La rodopsina de los bastones es mucho más sensible que la de los conos, por es