La importancia de dormir adecuadamente se refleja en la actividad que desarrollamos diariamente. Los trastornos de los grandes viajes y el ‘jet lag’ se pueden prevenir tomando una serie de medidas. Durante el sueño tienen lugar muchos acontecimientos imprescindibles para el buen funcionamiento físico y psíquico del cuerpo durante la vigilia. Por eso la cantidad de horas de sueño es tan importante como su calidad: que sea continuado y que contenga los distintos ciclos y fases en número y proporción adecuados.
Mucha gente padece algún trastornos como insomnio, privación crónica del sueño, alteración del ritmo circadiano (jet lag, trabajadores a turnos), síndrome de piernas inquietas o apnea, por citar los más frecuentes.
Los trastornos de sueño figuran entre las patologías humanas más frecuentes y sus consecuencias son muy importantes. La privación de sueño puede provocar errores en la ejecución de tareas y en la toma de decisiones, lo que conlleva posibilidad de consecuencias catastróficas.
Estudios científicos confirman una clara relación entre la cantidad/calidad del sueño – estado de salud – esperanza de vida, confirmando además que diversos trastornos del sueño son responsables de elevados porcentajes de accidentes de tráfico, laborales y domésticos. Una cuarta parte de los conductores se duerme al volante, dato especialmente preocupante en profesiones como conductores profesionales, operarios de maquinaria peligrosa, etc.
Al dormir se produce un estado de reposo físico en el que se alternan dos estados diferentes con una periodicidad de unos 90 minutos: el sueño REM y el no-REM (este último compuesto por cuatro fases).
La fase REM se caracteriza por el rápido movimiento ocular (que le da nombre) y en ella tienen lugar la mayoría de las ensoñaciones, cambios cardiorrespiratorios y erecciones peneanas. En el sueño no-REM disminuye la actividad corporal.
- SÍNDROME DEL CAMBIO HORARIO O ‘JET LAG’
Se produce por la falta de sincronización entre el ritmo biológico, que sigue el horario del punto de partida, y el horario social del punto de llegada. Se produce ante cambios bruscos al viajar a países con otra franja horaria y, en mayor o menor medida, todos los viajeros de vuelos transmeridianos lo padecen.
Los síntomas característicos son ateraciones del sueño (dificultad para iniciarlo y mantenerlo, con la consiguientes mermas de atención y capacidades), falta de apetito, alteraciones intestinales, problemas digestivos y urológicos. Las personas mayores de 50 años son más susceptibles de padecerlos.
Con el tiempo, comer asiduamente a horarios irregulares durante los viajes puede convertirse en un factor de riesgo cardiológico. Y, aunque el ‘jet lag parece transitorio, puede tener consecuencias a largo plazo en viajeros habituales: insomnio, malestar, irritabilidad, deterioro congnitivo y trastornos orgánicos.
La intensidad y duración de los síntomas depende del número de husos horarios que se cruzan, de si se viaja a este o a oeste, de las horas de salida – llegada y de lo susceptible que sea el individuo. La adaptación media suele durar una hora si se viaja hacia el este y hora y media si se viaja al oeste. Por eso los síntomas pueden alargarse a varios días si se cruzan varios husos horarios.
LOS TRATAMIENTOS MÁS UTILIZADOS PARA EL JET LAG SON:
a- métodos que tratan de modificar la velocidad de sincronización al nuevo horario
Adaptación del horario de sueño en función de la dirección del vuelo, el número de husos cruzados, duración de la estancia y características personales.
Para estancias cortas puede mantenerse el horario de origen, con ligeras modificaciones.
Cuando la estancia va a ser mayor de una semana se recomienda una adaptación progresiva, que puede iniciarse unos días antes del viaje, sobre todo si son viajes hacia el este.
b- Métodos que tratan de enmascarar los síntomas
Utilización restringida de medicamentos hipnóticos.
Es muy importante sensibilizar acerca de las consecuencias del jet lag, sobre todo para la gente que realiza vuelos transmeridianos<