CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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PILOTOS DE SPANAIR

Por las excelentes perspectivas de trabajo

El sindicato de pilotos SEPLA afirma que la mitad aproximadamente de los pilotos que resultaron víctimas de la quiebra de Spanair ya han encontrado empleo en aerolíneas, tanto nacionales como extranjeras, o están seleccionados y pendientes de incorporarse a su nuevo puesto de trabajo.

Esta es sin duda una excelente noticia de la que no podemos sino congratularnos, por todos aquellos profesionales aviadores que se han visto en el amargo trance –demasiado común por desgracia en nuestro país- de perder su empleo. También resulta especialmente significativo y un tanto molesto que en buena medida tengan que ser compañías de más allá de nuestras fronteras las que vengan a poner en valor a nuestros profesionales.

En una época en que proliferan en exceso los practicantes del vergonzoso deporte de hacer leña con el árbol caído y del aprovechamiento indecoroso de la situación reinante, resulta reconfortante comprobar que todavía existen empresas capaces de valorar el buen hacer profesional y compensarlo adecuadamente en lo económico. La lástima es que, a menudo, tal comprobación implica tener que hacer las maletas.

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IBERIA

Por usar el despido como elemento de presión

Dicen que en el amor y en la guerra todo vale, y por lo visto Iberia se ha tomado la frase al pie de la letra en la batalla por su propia autodestrucción que la enfrenta a sus trabajadores. Lástima que en aviación el “todo vale” no tiene lugar.

Dentro de ese concepto de procedimientos estrictos que impregna todas y cada una de las actuaciones en aviación, pretender aplicar cambios unilaterales a la normativa -sobretodo a la que concierne a la seguridad- resulta poco menos que una insensatez que solo es posible comprender como una consecuencia más del descalabro resultante de un matrimonio con calzador, en el que la que un día fue compañía de bandera lleva cada vez menos la voz cantante.

Saltar por encima de la normativa vigente en descanso de las tripulaciones, con el consiguiente varapalo para aquel que –paradojas de la vida- “incumpla” el incumplimiento al que obliga la empresa, puede parecer una buena herramienta para mantener en vereda a aquellos que osan alzar la voz por sus derechos, pero a un precio muy alto que en aviación no se puede permitir. La seguridad en vuelo es sagrada, o debiera serlo…