CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?
Lo mejor y lo peor de la aviación civil
DIRECCION GENERAL DE TRABAJO DE CANARIAS
Por impugnar el ERE de Binter
En los tiempos que corren, que no hace falta describir porque se describen por sí solos, resulta reconfortante saber que todavía hay quien llama las cosas por su nombre, y no le duelen prendas en decir que un acuerdo se ha alcanzado mediante abuso de derecho y actúa en consecuencia. Demasiado a menudo asistimos en los últimos tiempos a la aplicación del ERE como cómodo burladero del empresario ante derechos y deberes a los que no le apetece o no sabe responder. Un expediente de regulación de empleo nunca debería esgrimirse como elemento de coacción o sometimiento, o como un arma arrojadiza contra el trabajador y el temor a la pérdida de su puesto de trabajo. Tampoco debiera servir para legitimar el desmantelamiento de una empresa, como se ha pretendido en Binter, en beneficio de otra donde los derechos laborales son minusvalorados. Estos condicionantes han sido valientemente tenidos en cuenta por la Dirección General del Trabajo, a la hora de dictar la suspensión cautelar del ERE anunciado por Binter Canarias. Vivimos en una sociedad que conculca cada vez con más frecuencia y desparpajo los derechos de la ciudadanía en aras de la tan traída y llevada y, en algunos casos y para algunos, oportuna crisis. Al mismo ritmo, la sociedad del “todo vale” ofrece medios casi ilimitados para reescribir al antojo las normas del juego laboral. A río revuelto ganancia de pescadores, dicen, y en nuestro país –y el sector del transporte aéreo no es una excepción- no faltan pescadores dispuestos a probar si pican.
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RYANAIR
Por su última astracanada
A estas alturas no es ya noticia la burda manera de hacer publicidad que la compañía del inefable Michael O’Leary tiene por costumbre obsequiarnos. Esta vez el blanco de sus burlas publicitarias es la situación económica que atraviesa España. Seguramente será porque O’Leary, como irlandés, en esto de los rescates nos lleva casi dos años de ventaja. La veteranía, ya se sabe, es un grado. La estrategia del “que hablen, aunque sea mal” que tan óptimos resultados le ha dado al bueno de Mike en otros momentos está alcanzando tales niveles de esperpento que, cual guiso al que se le han prodigado en exceso las especias, está al tris de no servir ni de pitanza para cerdos. Casi podríamos decir que a fuerza de repetir el chiste, éste ha perdido toda su gracia. Y eso -O’Leary lo sabe, o debiera saber- puede volverse en su contra en cualquier momento. Sus anteriores víctimas –unas de tantas- el matrimonio Sarkozy-Bruni, obtuvieron 60 mil euros como indemnización por el uso no autorizado de su imagen en una campaña de Ryanair. Poco ciertamente, sobretodo si lo comparamos con el valor de una campaña publicitaria protagonizada por tan glamourosa pareja y el efecto mediático que obtuvo. Ahora bien, el intento de obtener réditos publicitarios a partir de la mofa sobre un país entero, que en los últimos cuatro años ha subvencionado con más de 100 millones de euros la presencia de sus lirados aviones en nuestros aeropuertos; y de sus sufridos ciudadanos, que en muchos casos son también sus pasajeros, puede generar un efecto totalmente opuesto al deseado. A nadie le gusta que se rían en sus barbas, y menos pagando. |