Variómetro 07/09

CONTROLADORES DE IBIZA

Los cambios propiciados desde Fomento en los fanales españoles han empezado a mostrar sus primeros efectos. Los controladores ibicencos se han plantado. Todos. Los 21. Una unanimidad tan absoluta tiene por fuerza que tener una raíz muy sólida.

La causa hay que buscarla en el incumplimiento de la subrogación por parte de FerroNats, la empresa privada que se encargará de las tareas que hasta hace poco desempeñaba en éste y otros muchos aeropuertos la pública AENA.

Mal empezamos si los trabajadores del Ente prefieren regresar a su seno, antes que seguir con la aventura privatizadora. Ellos son en definitiva los mejores indicadores de la presunta capacidad o no de mejora en la eficiencia de nuestras torres de control, pregonada hasta la saciedad por la ministra de Fomento, y del asimismo presunto monumental ahorro que ello debería comportar. Aunque la peseta hace ya más de una década que pasó a la historia parece que en este caso sigue siendo válido aquello tan manido de los duros a cuatro pesetas, y en este caso lo controladores de Ibiza no han comprado.

Por el momento, AENA dice que ningún controlador del aeropuerto de Ibiza le ha solicitado el traslado. Curioso, ya que todos afirman haberlo hecho. Veremos si al final quien lleva razón. En cualquier caso habrá que esperar a un día cualquiera de, pongamos por caso, julio o agosto de año próximo en el CTR ibicenco para tener la más clara de las respuestas.

IBERIA EXPRESS

En época de postguerra la precariedad y la penuria asociadas al fin de un conflicto a menudo conllevan que los hermanos menores vistan la ropa de sus mayores. Esa a ropa, a fuerza de uso y lavados y por mas que se zurza y remiende, acaba perdiendo su aspecto original para mostrar su cara más harapienta. De poco vale la plancha o el buen hacer de la costurera. Como decían nuestro abuelos “de viejo, no se pasa”.

La actitud de Iberia para con Iberia Express guarda cierta similitud con la estrategia familiar en tiempos de hambruna. La matriz ha rebuscado en el armario –es decir, en el hangar- y ha “vestido” a su último vástago con una flota compuesta por los aviones de corto radio más viejos y usados que ha encontrado. Aeronaves que formaron parte a principios de los noventa de la primera flota de A320 que poseyó Iberia, que luego fueron heredados por la fusionada Clickair –“hija” que nació con vocación low cost, pero ya olvidada por sus progenitores- para luego regresar, convertidos en aviones de Vueling, a Iberia.

Construir una supuesta búsqueda de competitividad y adaptación a los tiempos que corren con aeronaves de más de veinte años de antigüedad a las que se ha sometido, eso si, a un concienzudo zurcido y planchado no es de recibo. Sobretodo para el pasajero, que cree comprar liebre, pero lo que lleva en el plato es sobretodo gato. Será que es tiempo de apretarse el cinturón, deporte en el que los españoles estamos empezando a adquirir forma olímpica, aunque vistos los emolumentos que menudean en la planta noble de la otrora compañía de bandera esto más bien parece el cuento de Cenicienta…o de la lechera.