CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

En subida

LUFTHANSA

Por saber encontrar un espacio para el diálogo

Las aguas bajan revueltas en el Rhin. La mayor compañía de Europa vivió uno de los mayores conflictos de su dilatada historia. Un paro generalizado, el pasado viernes día 7, que afectó a más de 100 mil pasajeros. Lufthansa jamás había vivido una huelga como la que le plantearon sus 18.000 TCP por una subida salarial del 5% y el compromiso de no externalización.

La magnitud de la sacudida, que abarcó los principales aeropuertos alemanes y por ende en mayor o menor medida a todas las instalaciones aeroportuarias de Europa, ha tenido la virtud de servir para sentar a negociar a ambas partes en busca de una solución.

Dejemos por ahora de lado si el mérito ha sido de los TCP y la unidad de acción que han demostrado en este asunto o de la dirección, que tal vez ha llegado a la conclusión de que el camino de la confrontación no lleva a ninguna parte. Lo cierto es que ambas partes se han dado una tregua para dialogar. Eso es bueno y merece nuestra enhorabuena.

Tal vez no se consigan todas las reivindicaciones del personal de cabina –en todo conflicto de intereses, siempre hay algo que se queda en el camino- pero seguro que tampoco será la dirección de la empresa la que acabe imponiendo sus tesis al completo. De eso se llama negociar. Un arte del que muchas empresas aeronáuticas de nuestro país adolecen con excesiva frecuencia. Mientras, en Lufthansa, la huelga duerme. Esperemos que no sea necesario despertarla de nuevo.

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INSTITUCIONES DE SEGURIDAD

Por su manifiesta torpeza

Si existiera un modo de medirlo, el prestigio de la CIAIAC y de AESA en estos momentos estaría bajo cero. Las acusaciones de falsedad vertidas por Michael O’Leary recientemente –que debieran provocar la reacción del gobierno en forma de investigación interna o, si procede, la interposición de una demanda por difamación- se suman al bochornoso espectáculo vivido hace pocas semanas con decenas de curiosos deambulando por entre los restos del Citation accidentado en Lavacolla sin el menor atisbo de protección, y ahora la filtración de las grabaciones procedentes de la caja negra del vuelo JK5022.

Si toda la investigación en el caso del accidente de Spanair en Barajas tiene un innegable tinte entre sainete y historia macabra, con un informe final ampliamente contestado y con filtraciones a la prensa incluidas, la emisión por radio de las últimas conversaciones de los pilotos son la gota que colma el vaso y nos llena de perplejidad y de vergüenza ajena.

La manifiesta incapacidad de las instituciones encargadas de velar por la privacidad de un material que forma parte del sumario de un caso que costó la vida a 172 personas es, además de una falta de respeto hacia esas víctimas y sus familiares, una clara infracción al Reglamento Europeo de Investigación de Accidentes, de directa aplicación en España, que prohíbe expresamente la divulgación del contenido de las cajas negras.

Urge depurar responsabilidades ante la gravedad de los hechos. Si queremos alcanzar el grado de prestigio y solvencia que cabría esperar para las instituciones de este país a las que se ha confiado la misión de velar para que nuestra aviación sea cada día más segura, resulta imperativo tomar medidas, antes de que Europa las tome por nosotros.