CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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PARÍS AIR SHOW

Por tomar el pulso real a la aviación 
 

Al parecer, la aviación en líneas generales sigue gozando de una envidiable mala salud de hierro. Eso es lo que se desprende al finalizar esta edición –y van ya cincuenta- del Salón de Le Bourget. Las cifras resultan mareantes: Más de 2000 exhibidores, 150 aeronaves en exhibición, 315.000 visitantes, y un volumen de negocio que alcanza en esta edición los 150.000 millones de dólares.

Ante este panorama, como reza el título de un álbum del grupo británico Supertramp –que por cierto, salió al mercado en mitad de la crisis de los 70- cabe preguntarse. “Crisis? What crisis?”

Los excelentes resultados abren la esperanza a un repunte importante del sector a corto plazo. La coincidencia de la entrada en servicio en los años venideros de las nuevas adquisiciones se cruzará con una previsible escasez de profesionales, fruto de la lógica jubilación de unos y la escasa disponibilidad de relevo propiciada por la recesión económica y la contracción en unos casos, desaparición en otros, de numerosos operadores. Habrá que empezar a pensar en formar nuevas hornadas de tripulantes y mecánicos. Después de todo, los aviones siguen necesitando del factor humano para volar.

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WILLIE WALSH

Por ser la “madrastra” del cuento

Al igual que la madrastra de Cenicienta, Willie Walsh ya no oculta sus auténticas intenciones. Al ex-sindicalista metido a malo del cuento, una vez logrado el objetivo de hacerse con Vueling a precio de saldo y de estar en camino reducir Iberia a una mínima expresión, sólo le queda que salvar el obstáculo del uso de la T4 de Barajas para consumar su vampírico plan de crecimiento. De la “fusión entre iguales” poco queda ya. Una IAG básicamente formada por activos segregados de Iberia y por la propia Ib, pero que baila al son que se marca desde el Támesis y no desde el Manzanares.

BA arrastra un déficit de su fondo de pensiones que acumula ya 3.875 millones, pero eso no ha resultado obstáculo para que la compañía emprenda una ambiciosa renovación de flota que incluye aviones tan emblemáticos como los nuevos A380 o Boeing 787 dreamliner. Mientras, Iberia seguirá volando con los mismos aviones poco eficientes hasta que “sea rentable”.

Resulta difícil conjugar rentabilidad con poca eficiencia energética, y competitividad con aeronaves poco competitivas. Si para postre Iberia cede el paso a sus “socios” en rutas y destinos –BA y no Iberia operará los vuelos entre Madrid i Londres- la jugada resulta extremadamente clara. Las similitudes con el cuento de Perrault saltan a la vista, sólo que aquí el hada madrina –léase Gobierno español- ni está ni se la espera.