CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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CONTROLADORES SOLIDARIOS

Por dar una lección de generosidad 
 

No resulta fácil en los tiempos que corren encontrar ejemplos de solidaridad en el otrora autodenominado “primer mundo”, sumido en egoísmos y desigualdades que en lo que algunos llaman “crisis” encuentran terreno abonado. Es por ello que la iniciativa impulsada por un ATC del Centro de Control de tráfico aéreo de Canarias, Manuel Roales, merece figurar en el “vario” positivo de esta semana.

Los pequeños gestos son poderosos, Qué duda cabe, y Manuel lo sabe. Como también los saben sus compañeros controladores, los trabajadores de Aena, y todos aquellos que se han sumado a su iniciativa, tan simple, tan sublimemente sencilla como donar el sueldo de un día. Un a gota de agua en el océano, si; pero hasta el océano más grande está formado por diminutas gotas de agua unidas en un todo común que las hace grandes.

Con toda probabilidad, el sencillo gesto de Manuel no tendrá lamentablemente el relieve mediático que otros episodios recientes han querido otorgar al colectivo de los controladores aéreos, pero éste resulta sin lugar a dudas tanto o más noticiable. ¡Ojala cunda el ejemplo!

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FUGA DE CAPITAL ESPAÑOL EN IBERIA

Por dinamitar la españolidad de la compañía

Dicen que cuando un barco hace agua, los roedores y otros bichejos que habitan en los oscuros recovecos de la bodega salen en tropel para no ser arrastrados en el naufragio. Alguien seguramente tildará de desafortunada la comparación, pero ésta es seguramente la sensación que muchísimos habitantes de este país tienen tras la venta, precipitada y en tropel, de los activos que sobre IAG-ergo Iberia- tenían Bankia y el Corte Inglés.

Nacionalizada una -con dinero que va a salir religiosamente del bolsillo de los españoles- y precursora la otra en España de lo que hoy llaman grandes superficies comerciales (casi todas de capital extranjero), ambas firmas constituían junto con la SEPI los únicos puntales para defender la españolidad de Iberia, servida ahora en bandeja a los intereses de algo que cada día es más roast beef y menos paella.

En nuestro país, amante –a veces demasiado- de chascarrillos y bromas, no faltará quien se pregunte ¿A quien se le ocurriría vender acciones de Iberia a El Corte… Inglés! Pues eso…