CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?
Lo mejor y lo peor de la aviación civil
AEROPUERTO DE TERUEL
Por demostrar que sí se puede
El inicio esta pasada semana de la actividad industrial en el aeropuerto de Teruel viene a demostrar con hechos que éste -a diferencia de otros- si es un aeropuerto con elevados visos de viabilidad, dentro del nicho que se ha propuesto ocupar y frente a la coyuntura económica que atravesamos. La razón de tan prometedor comienzo tal vez radique en la determinación de antemano de un proyecto concreto, basado en un conveniente y completo estudio de mercado y la toma de contacto con los futuros usuarios como premisas inexcusables antes de la colocación de la primera piedra, por mucho que políticamente tal vez fuera más provechoso recorrer el camino en sentido contrario. Seguramente otro gallo cantaría para tantas instalaciones aeroportuarias como han visto la luz en los últimos años en nuestro país, si sus promotores se hubieran cuidado más de crear unos sólidos cimientos basados en la consistencia del proyecto que de construir castillos en el siempre escurridizo aire de la especulación.
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COMPAÑÍAS AEREAS
Por no garantizar la seguridad de sus tripulaciones
El reciente secuestro de dos pilotos de Turkish Airlines en el Líbano pone de nuevo en la palestra el debate de la seguridad de las tripulaciones que operan en países potencialmente conflictivos. Un tema que no por antiguo deja de cobrar actualidad cada vez que salta a las páginas de los rotativos casos como éste, tal vez por tratarse de la gran asignatura pendiente de las aerolíneas. Lamentablemente, tras ponerse de actualidad a caballo de un suceso como el que nos ocupa ahora, el suceso siempre acaba cayendo en el olvido. ¿Quién recuerda ya a Antonio Planas, del piloto mallorquín fallecido hace dos años en atentado en el hotel de Kabul en que se hospedaba? Él fue una de las últimas víctimas de la situación de inseguridad generalizada que padecen aquellos que vuelan en zonas de riesgo. Tras su muerte, poco o nada se ha avanzado. Tal vez haya llegado el momento de abandonar los comunicados de rechazo, más o menos solemnes, o las promesas de cambio, para pasar a la acción decidida. La situación es grave, más si cabe para la aviación española cuya situación ha obligado a una diáspora sin precedentes a nuestros pilotos y TCP. ¿Habrá que esperar a que se produzca otro atentado o secuestro para comenzar a actuar?
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