Recomendaciones a la hora de elegir escuela. Lo primero que debe hacerse es contactar con todas las escuelas que hayan despertado nuestro interés y solicitar información por escrito sobre el curso o los cursos en los que se está interesado.
Una vez recibida la información hay que estudiarla detenidamente para que todo quede bien claro. Ante cualquier duda se debe preguntar de manera que no haya lugar a una interpretación equivocada o ambigua.
Hecho esto, llega la hora de establecer los contactos con cada escuela. Hay entonces que llamar a cada escuela indicando que se está interesado en tal o cual curso y que se quiere fijar una visita a la escuela para ver in situ las instalaciones, la flota, los medios de apoyo al estudio, la experiencia del profesorado y para tener una entrevista con el director o persona encargada de los cursos.
Los principales aspectos a tener en cuenta en la valoración de una escuela pueden ser los siguientes:
a. Las instalaciones de la escuela deben ser suficientemente confortables y espaciosas para que los alumnos puedan seguir cada curso con normalidad.
b. La flota de aeronaves debe ser la adecuada para el curso o los cursos que se quieran seguir, eficientemente revisada y mantenida, y dimensionada en número suficiente como para poder dar cabida a todas las prácticas de los alumnos dentro de la duración establecida del curso. En este punto conviene hacer unas cuantas puntualizaciones:
b.1. Una flota adecuada quiere decir que los aviones estén preparados y operativos para la función que van a ralizar, es decir: si la práctica es vuelo instrumental, el avión debe ser full-IFR y además estar plenamente operativo (que funcionen todos los instrumentos).
b.2. La flota de aviones debe cumplir con las normas de mantenimiento y revisión que se especifiquen, no olvidemos que de ese mantenimiento se deriva una gran parte de la seguridad en el vuelo. Algunas escuelas tienen mantenimiento propio y otras lo contratan con empresas especialistas en ello.
b.3. El número de aviones de la flota debe compararse con el número total de alumnos de la escuela y obtener así un ratio alumnos/avión. Esta medida puede darnos una aproximación de la capacidad de la escuela para poder cumplir con las horas prácticas que todo alumno debe realizar en el tiempo establecido. Hay que tener en cuenta que rara vez una flota de aviones está operativa al 100%, siempre hay aviones que debe pasar revisión o tienen que reparar algún elemento.
b.4. Las escuelas pueden utilizar como reclamo el que disponen de modernos aviones de altas prestaciones y gran potencia. Esto no debe llevar a engaño, evidentemente es mejor y se aprende más al llevar un tipo de avión, o varios tipos de aviones, de altas prestaciones que uno más simple y sencillo. Pero triste y fríamente valorado, a la hora de hacer el cómputo real de horas voladas, no hay diferencia entre 1 hora volada en un tipo de avión y 1 hora volada en un tipo de avión de menores prestaciones (hablando siempre de monomotores terrestres a pistón que es el tipo de avión predominante en las escuelas). Esto quiere decir que el aumento de precio de un curso derivado del empleo de aviones de altas prestaciones no está del todo justificado si el precio del curso es un factor predominante o crucial a la hora de tomar nuestra decisión.
c. Los medios de apoyo al estudio como biblioteca, aula de inglés o simuladores, también se deben tener en cuenta.
d. A la hora de ver la experiencia del profesorado, lo mejor es preguntar, preguntar y preguntar. Preguntar a los propios instructores y al director de la escuela. No debe preocuparnos que los instructores sean jóvenes y no tengan ‘tropecientas mil’ horas de vuelo (tan peligroso es la falta de experiencia como el exceso de confianza), normalmente serán pilotos con una gran preparación, una gran ilusión y sobre todo muchas ganas de hacerlo bien y que ya han recorrido gr