Mientras recibe largas desde EE-UU., Israel dispondrá de las primeras unidades en diciembre
LONDRES (EXTRACREW.COM/Agencias)- Estados Unidos está provocando que la tradicional flema británica se vaya por los suelos con los retrasos en la entrega del moderno cazabombardero F35. El Reino Unido confiaba en que su tradicional aliado y proveedor de armamento no le fallaría de un modo tan notorio.
“Necesitamos sacar adelante esta compra en particular. Somos nosotros quienes precisamente más necesitamos este avión”, explicaba esta semana el secretario (ministro) de Defensa británico, Michael Fallon.
El avión, ultramoderno y invisible al radar y capaz de despegar y aterrizar verticalmente, es pieza pieza clave para los dos nuevos portaaviones que ha incorporado a su flota el Reino Unido. Diseñados y construidos con la idea de basar en ellos el F-35, ningún otro caza podría adaptarse ahora a ellos.
El reino unido mantiene una opción de compra para 138 unidades del modelo B del F-35, con un coste por unidad de más de 100 millones de dólares por aparato. Algo que con el desplome de la libra en los mercados de divisas tras el Brexit, parece que va quedar en sólo una declaración de intenciones.
Por su parte, Lockeed Martin Corp., que se encarga de fabricar el fenomenal caza, ha advertido de que en las condiciones de contratación actuales, y tras activar la cadena de producción, ha incurrido en deudas superiores a los 3.000 millones de dólares que deberían cubrirse mediante una renegociación de los contratos.
Así las cosas, no es de extrañar la deriva en las preferencias de EE.UU. hacia clientes más solventes. Lockheed Martin presentó a finales de junio pasado en su fábrica de Forth Worth (Texas) el primero de los 33 F-35 adquiridos por la Fuerza Aérea de Israel (FAI). Las dos primeras aeronaves aterrizarán en la base de la Fuerza Aérea israelí de Nevatim (Israel), el 12 de diciembre.