Carlos Sancho, autor del blog Alas de Plomo, nos ofrece en este artículo su opinión sobre el actual conflicto entre los controladores aéreos y el Gobierno de nuestro país
La mejor forma de saber lo que puede ocurrir a la hora de iniciar un proyecto tecnológico, mecánico, o de cualquier índole, es simulando las condiciones de trabajo y observar el desarrollo a ver si responde al patrón teórico previsto. Eso es un banco de pruebas, tal como dice la wiki.
El DRAE es más breve y se centra en el aspecto de ingeniería:
de pruebas.
1. m. Ingen. Instalación provista de aparatos y dispositivos, que permite medir las características de una máquina simulando las condiciones de su funcionamiento real.
Pero ahora las pruebas se pueden aplicar a distintas disciplinas entre las que podemos encontrar la sociología, la psicología de masas, y la política social. Cosas del Ministerio de Fomento.
Su titular, dada su escasísima formación previa, ha de experimentar con seres humanos aquello que desconoce y por tanto, toca una tecla por aquí otra por allá y espera a ver qué pasa. Así que el Ministerio de Fomento se ha convertido en el banco de pruebas del Gobierno.
Imaginemos que cada uno de nosotros somos el presidente de gobierno y necesitamos urgentemente modificar determinadas leyes para paliar el déficit económico de todo el país. Para ello pensamos que es urgente reducir el gasto público, que hay que subir impuestos, que hay que eliminar beneficios sociales pareciendo que seguimos siendo socialistas, que hemos creado un sistema de administraciones monstruosas que se nos comen el poco dinero disponible y hay que regular los salarios de los funcionarios, etc.
Así que decidimos ver qué hará la sociedad cuando les metamos todo esto en el cuerpo. Para ello preparamos el terreno, digamos que la primera fase del experimento necesita del apoyo externo y hay que anestesiar a la masa sin gasearla. Yo como presidente me reúno con los que regulan el tráfico de información (ya sabéis quiénes dirigen los medios…) y les doy una serie de consignas básicas. Lógicamente ellos saben cómo manipular a la opinión pública y llevarla a su terreno.
Ya hemos conseguido intoxicar a todos distorsionando la verdad, sembrando dudas, atacando a unos colectivos significativos y “poderosos” y eliminando la posibilidad de réplica. Para ello lo mejor es elegir una muestra social cuya repercusión mediática tenga la garantía de que una gran parte de la población, de manera natural, se alegrará de acabar con su situación de privilegio. En la revolución francesa fue contra la Nobleza, en la revolución bolchevique contra los que tenían el capital. En España se ha elegido a los controladores que son tanto más poderosos cuanto más turismo necesitamos absorber.
Elegido el enemigo a destruir, nos aplicamos con toda la fuerza de la “¿ley?” a masacrar sus “privilegios”, a reducir unilateralmente su prerrogativas económicas y les dejamos la nómina hecha unos zorros, y sobre todo hay que anular su voluntad, hay que destruirles anímicamente para que se sientan solos y desunidos, que no se aferren a razones éticas y sobre todo a que su moral quede completamente sometida a los designios de la superioridad. Pero estas tácticas de combate deberían explicarlas los auténticos expertos en la materia (psicólogos, militares, cuerpos de seguridad del estado, etc.). Ellos han desarrollado los instrumentos de manipulación mental para aplicarlos en caso de necesidad para la seguridad.
Conseguido esto, y viendo que la masa social se regodea con el escarnio público al que se les ha sometido, se va un pasito más allá. Ahora que vemos que ha funcionado, es hora de aplicarlo a otros colectivos, así que reducimos ya el sueldo de nuestros funcionarios. Je, je ,je… ¡Miel sobre hojuelas! Hemos desviado la atención hacia otro grupo menos privilegiado pero igualmente “odiado” por la población depauperada y marchita por culpa de la economía, el paro, etc. Pero les damos una copa del Mundo de fútbol como golosina con la que entretener las tripas. ¡Aupa España! Lógicamente los funcionarios están en manos de su patrón, el Estado, así que nada pueden hacer, mientras el resto aplaude al “tirano” por velar por sus intereses. Si les quitamos la pasta a los controladores, a los funcionarios, seguro que nos la reparten a la puerta de la Moncloa. ¡Seguro que sí!
Pero todavía no es suficiente, así que hay que sacar más dinero de donde sea… Ahora ya podemos quitárselo a todos por igual. Modificamos la ley laboral, nos cargamos ya todos los convenios colectivos (con el de los controladores vimos que se podía hacer sin despeinarnos), y posibilitamos el despido más fácil (y menos retribuido) que el que había. Pero aún falta un poquito de tiempo para que sea totalmente libre. ¡LIBERTAD! Somos un país libre, ¿verdad?
Pero a veces los experimentos tienen algún pequeño fallo que hace que los resultados no sean siempre los apetecidos. Así que igual nos hemos pasado de punto. Resulta que anular la voluntad de un grupo puede tener resultados catastróficos, porque una persona cuyo máximo valor es precisamente su serenidad, su poder de concentración y su toma de decisiones (o sea un controlador o un piloto, un cirujano, un conductor de autobús, un supervisor ferroviario, o un empleado de France Télecom…), cuando es sometido a presión y empieza a dudar de su propia capacidad, es cuando no puede ni debe continuar trabajando en beneficio de la sociedad a la que intenta servir. Así que decide tirar la toalla y se hunde en una depresión que va incrementándose día a día (y de eso podría escribir un ensayo extenso y bien documentado), y haciendo un acto de RESPONSABILIDAD supremo y de honestidad, asumen que son incapaces de servir en las condiciones necesarias de seguridad y ya, rendidos y deprimidos, tienen que solicitar una baja médica.
Dicho así de resumido deja abierta la puerta a demasiadas opiniones. Sólo deciros que a mí me ocurrió exactamente eso… Y lo pagué a un altísimo precio. Pero eso es harina de otro costal. Visto que el fenómeno se extiende como una http://www.aviaciondigitalglobal.com/noticia.asp?NotId=13769&NotDesignId=4auténtica plaga, y de manera imprevista, hay que dudar de la veracidad de dichas bajas. Y nos hemos de emplear a fondo en culpar de irresponsabilidad a esos que nos han hecho la pascua poniéndose enfermos (y no como el enfermo imaginario de Molière), sino que son enfermos reales que no tienen síntomas medibles como la tensión arterial o el colesterol en sangre. Sencillamente tienen el alma enferma y el cerebro como una bomba cuya espoleta está armada y lista para detonar.
Vayamos pues contra los médicos de la Seguridad Social, descreditémosles más de lo que ya hemos hecho durante los últimos años y pongamos en duda su forma de establecer un diagnóstico médico basado en pruebas científicas. Digamos que no cumplen con su juramento hipocrático, y como funcionarios que son, ejerzamos sobre ellos la presión de la Inspección Pública. Hay que impedir
que den bajas médicas a estos trabajadores aéreos, aunque un controlador desesperado acabe tirándose de la torre en la que presta sus servicios.
En fin, el próximo grupo de privilegiados que van a sufrir presión laboral, estrés profesional, dudas de su capacidad y la fiscalización del gobierno en pleno serán los facultativos médicos. Pero ¿quién les firmará la baja a ellos? Un colega, un psiquiatra si tiene cojones de hacerlo.
No creáis que este cuento se ha acabado porque muy pronto la población española va a ser la más saludable de toda la comunidad Europea, ya que va a ser el país con menos absentismo laboral del mundo y en el que sus trabajadores nunca van a estar enfermos de manera “oficial”. Puede que incluso superemos las estadísticas chinas, o nos equiparemos en materia de salud a la fortaleza de cualquier autónomo.
Así que a ver cómo va evolucionando el experimento gubernamental, ya que estamos muy cerquita de tener que proponer la ley marcial en los aeropuertos (http://www.aviaciondigitalglobal.com/noticia.asp?NotId=13787&NotDesignId=4amenaza el menistro con poner a la fuerza a los pobres controladores militares que no tienen la culpa de nada) y, si mis malos presagios se aproximan algo a lo que estamos a punto de ver, descubriremos que estamos inventando un nuevo modelo de sociedad, porque somos un país muy creativo, estamos a punto de descubrir la “Dictadura represiva Franco-Marxista”. ¡NO SOMOS NADIE INVENTANDO!