Vamos asistiendo a una auténtica compra y cesiones de slots en Heathrow por parte de los diferentes operadores aéreos. Por una parte, las companías europeas (Air France-KLM) ceden sus slots a las companías americanas (Continental, Delta, Norwest), y éstas les ofrecen acuerdos y la posibilidad de volar a otros aeropuertos norteamericanos.
Con un mercado doméstico en crisis, las compañías americanas saben que el único modo de sobrevivir es realizando un incremento del tráfico intercontinental. Y el aeropuerto londinense es uno de los que más tráfico tiene conviertiéndose en una apuesta segura.
Pero el acuerdo de “cielos abiertos” tiene problemas de aplicabilidad, ya que parte de ese crecimiento está basado en el aprovechamiento del aeropuerto de Londres Heathrow.
Heathrow es un aeropuerto que se encuentra colapsado y las cifras de puntualidad van empeorando año tras año (ver cuadro adjunto). Incluso algunos directivos de companías aéreas sugieren la construcción de la tercera pista como medida para descongestionar el tráfico aéreo más que en una eventual expansión del mismo.
La única forma de crecimiento pasa por la construcción de una tercera pista. Se conocen los proyectos de la nueva pista, cuya longitud estimada es de 2.200 metros, siendo paralela a las otras dos. Se plantea también la construcción de una nueva terminal, adicional a la ya terminada “Terminal 5”.
Entre tanto, las autoridades del aeropuerto londinense solo podrían aumentar su capacidad a corto plazo, permitiendo el uso simultáneo de las dos pistas para despegues y aterrizajes, lo que aumentaría la capacidad aeroportuaria en un 15%.
BAA, la gestora del aeropuerto, cuenta con el apoyo de los políticos y de los directivos de los diferentes operadores aéreos pero tiene enfrente a unos rivales nada desdeñables como son las diferentes organizaciones ecologistas y los movimientos de vecinos de las viviendas colindantes.
Como dice el sr. Emily Armistad, representante de Greenpeace, “luchar por bloquear la construcción de la tercera pista en Heathrow se ha convertido en la batalla medioambiental más importante de Europa, y que debemos ganar”.
Este panorama es bastante desalentador para políticos y operadores, ya que estos movimientos han visto cumplidas muchas revindicaciones en los diferentes aeropuertos europeos.
Ejemplos en el Reino Unido los podemos ver en Manchester, en East Middland, en Gatwick, donde los procedimientos de ruido son muy restrictivos.
En España, hemos podido ver como los vecinos del Gavá han conseguido que las pistas 07R y la 25 L no se puedan utilizar para aterrizajes. En Madrid, las rutas de sobrevuelo para el despegue invitan al mareo del pasajero, reduciendo los límites de maniobra de las aeronaves a unos mínimos intolerables para máquinas de entre 60 y 150 toneladas.
Con un aeropuerto como Heathrow cercano al colapso, veremos en un corto período de tiempo la búsqueda de alternativas.
Con una capacidad de crecimiento muy grande a corto plazo y con una situación geográfica mejor para muchas rutas trasatlánticas que el londinense, vamos a ver a este aeropuerto español en el punto de mira, si no este año, lo más probable que sea en el 2009.
Madrid-Barajas tendrá que superar la barrera política, ya que va a ser difícil que tanto británicos como franceses dejen esca