Nuestro piloto acrobático Jorge Macías explica en su columna su experiencia volando el modelo de avión Sukhoi 31 Me gusta comenzar mi columna definiendo cada avión con una palabra o una frase. En este caso la afirmación no puede ser más categórica. El Sukhoi 31 es el mejor avión acrobático que jamás se ha construido. No sólo eso, ha mantenido y mantiene en la actualidad su reinado durante más tiempo que ningún otro avión acrobático.
Para ver los orígenes de tan maravillosa máquina hay que remontarse al Sukhoi 26 (del que desciende) y del Sukhoi 29 (versión biplaza del Su-31). La prueba en vuelo del Su-29 se puede ver aquí.
Con una máquina plenamente ganadora como era el Su-26 y con ciertos aires de apertura a la vista, en la URSS se comenzó a fraguar un nuevo modelo manteniendo las magníficas cualidades del 26 pero pensado en vender al mercado exterior y viendo lo que éste demandaba.
Estructuralmente, el Su-31 llevaba un paso más lejos el uso de materiales compuestos. De esta forma, todo el fuselaje desde la cabina del piloto hasta la cola es de materiales compuestos, mientras que el Su-26 es de tubo de acero. El resto de construcción es muy similar en ambos diseños.
De serie, traía tanques integrales en lo planos, evitando el incómodo sistema de tanque auxiliar desmontable que tan de cabeza trae a los pilotos occidentales en los largos viajes. Como muchos de estos pilotos se dedicaban a hacer exhibiciones, en los mismos planos se almacenaba la parafina del sistema de humo.
Y es que aquí, en los planos y cola, es donde radican las mayores diferencias entre el Su-26 y el Su-31. Diferentes perfiles y aerodinámica hacen que sea más inestable y que por lo tanto sea más espectacular en exhibiciones y programas libres cuatro minutos o Freestyle. También estos cambios lo hacen más fácil a la hora de hacer toneles rápidos y barrenas.
En cuanto a motorizaciones, se usan las mismas que en el Su-26 y en cuestión de pesos están muy igualados y dependerá de las opciones que se instalen.
Se han fabricado un total de 25 Su-31 estando desperdigados por todo el mundo menos en Rusia. Debido a que era un modelo con la exportación muy en mente, y al alto precio que alcanzaron, pilotos de todo el mundo compraron todo lo que había disponible en los aeroclubs rusos, que contentos pusieron el cartel de “SE VENDE”. Finalmente el propio equipo ruso se ve obligado a usar el Su-26 en su actual versión M3, que no por ello es peor.
Prueba en vuelo
Mi primer vuelo en el Sukhoi 31 comenzó con una llamada en verano. El avión se había quedado tirado en Valencia por fallarle un freno y “tirar un poco de aceite”.
Yo volaba en la categoría de Avanzado en el Sukhoi 29 del RACE. La llamada era de Ramón Alonso que me saltó comentando las peculiaridades que tenía. El comportamiento del avión es muy parecido al Su-29, se usan las mismas velocidades. Es un poco más nervioso (y el 29 lo es y mucho).
Rodando ya me doy cuenta que la posición es casi idéntica al 29, pero al no tener cabina delantera la visión es mejor. Al estar por detrás del plano y la cabeza muy alta es como estar sentado en una bañera con muy buena visión a excepción de hacia delante… Como es normal con su enorme motor de 400 hp en el morro tendremos que hacer S continuas para ver que estamos libres de obstáculos en el rodaje.
Ya en pista y con sólo el 90% de revoluciones (para ahorrar combustible y vida del motor) comienzo la carrera de despegue más brutal que he experimentado en mi vida.
Su enorme motor se corrige un poco de pie izquierdos (los motores rusos giran al revés). Antes de darme cuenta, el avión se ha ido al aire de tres puntos, acelero a 200 km/h. Antes de terminar la pista estoy a los 3000’ que me ha autorizado la torre ¡y eso que he despegado desde la intersección!
Lo más alucinante es que con el tiempo me dijeron que la pequeña pérdida de aceite era un cilindro que no daba compresión.
Así son estos aviones, ruidosos, vibran, tiran aceite y requieren m