Segunda parte de una serie de dos artículos en los que el usuario Milano_ opina sobre la ruptura en la negociación del Covenio Colectivo de los pilotos de Iberia

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La estrategia de la compañía se basa en la política de hechos consumados. Pretende ganar tiempo y llegar a julio con la fusión Vueling-ClickAir finalizada, para potenciar exponencialmente los vuelos de la low cost y anular definitivamente a los pilotos de Iberia.

Las restricciones legales, recogidas en el Anexo 14, prohíben explícitamente esta estrategia de potenciar Vueling en contra de la matriz. Pero los directivos saben que es imposible que un juez deshaga la nueva estructura de la aerolínea, aunque un colectivo minoritario haya sido muy perjudicado ilegalmente.

La dirección de Iberia ha demostrado que es insaciable. Su nivel de intransigencia ha quedado claramente demostrado tras diez años de negociaciones con los pilotos, sin resultado. Hasta cuatro secciones sindicales, con distinto talante, han fracasado en su intento de llegar a un acuerdo. El actual jefe de la sección sindical, Justo Peral, ha demostrado una paciencia y un perfil negociador excepcional. El resultado siempre ha sido el mismo según los directivos: “los pilotos son incapaces de llegar a un acuerdo”. ¿Los pilotos?

Iberia quiere forzar un nuevo Laudo. Todo vale con tal de ganar tiempo y tener las manos libres para establecer en Madrid la nueva Vueling. Pero para conseguir el Laudo, el enfrentamiento pilotos-dirección debe hacerse oficial, ¿cómo conseguirlo?

LAS MOVILIZACIONES

A los pilotos no les queda otro remedio. No pueden realizar una huelga de celo porque es ilegal, y está especialmente recogido en la LNA con sanciones y extraordinarias multas.

El estricto cumplimiento del Convenio Colectivo ya se aplicó en el período de Navidades y principios de año. La compañía se vio sorprendida por las demoras y cancelaciones de vuelos, al no poder asumir la productividad programada por falta de personal.

Sin embargo, ante el recorte en la oferta de vuelos actual los pilotos a duras penas podrán desestabilizar la red de corto recorrido. Además, la compañía no duda en subcontratar vuelos con otras compañías, como Privilege o Gadair, para transportar sus pasajeros, con el único objetivo de neutralizar las repercusiones de la no negociación.

Parece que la huelga legal es, definitivamente, la única salida que tienen los pilotos. Después de las movilizaciones en Navidades, una nueva acción en Semana Santa obtendrá los resultados mediáticos que todos sabemos. Los pilotos volverán a ser los culpables de todos los males de Iberia. Pero seamos claros ¿acaso queda otra salida?

NO HAY OTRA OPCIÓN

Sí, la única posibilidad para salir de este callejón sin salida es una combinación de todo lo anterior. La huelga legal ha de ser contundente desde el primer momento: inmediata e indefinida. Simultáneamente los pilotos deben seguir la consigna del estricto cumplimiento del Convenio Colectivo, osea no volar más allá de lo que establece el contrato de trabajo y los límites de actividad y descanso.

Ya sabemos que los directivos de Iberia no utilizarán los millones de euros en caja para crecer abriendo nuevas rutas o ampliando la flota de aviones. Prefieren utilizarlos sufragando los gastos extras generados por el descontento de sus pilotos. Eso es mucho más rentable, parece.

Los pilotos deben llevar las movilizaciones hasta el extremo de que la presión económica quede en un segundo plano y gane protagonismo la presión política. Sólo cuando Fernando Conte fue reclamado por el Congreso de los Diputados para explicar los retrasos y cancelaciones, la dirección de la compañía firmó un “preacuerdo” con los pilotos.

El camino será largo. Tras el anuncio de huelga legal, los medios cargarán contra los pilotos. Durante la huelga, Iberia “demostrará” que la culpa de todo es de los pilotos, que son unos egoístas e insolidarios, prepotentes, etc… y los medios