Perdonen que no me presente. Sé que no está bien, pero mi trayectoria profesional ya en las mieles de la jubilación, me hace persona conocida, y creo que respetada, en el ambiente aeronáutico.
No deseo que haya quien use lo que voy a contarles en contra de un nombre bien ganado en el sector durante casi 43 años, sólo porque lo que quiero decir no le vaya a gustar. Esa condición puse para escribir, y se me aceptó en esta casa, así que si desean pasar a la página siguiente y no leerme no voy a culparles.
Hace casi un año que dejé de usar el despertador, pero hasta entonces he pateado la Aviación española en cargos operativos de cierta responsabilidad durante 4 décadas. He conocido los comienzos del “desarrollismo”, los primeros reactores, las líneas “regulares”, las de “bandera”, el maravilloso “chárter”…en fin, un animal de oficina con programaciones que cuadrar, historias que escuchar y batallas que contar. Conozco a pilotos de toda índole (por si no lo saben hay pilotos de bastantes índoles) como si fueran hijos míos. Les he odiado, cogido manía, amado, sido su amigo, admirado, agradecido, maldecido…es largo.
Han sido muchos y muy distintos, pero puedo prometer que les conozco, y si bien a nivel humano ningún grupo de trabajadores puede decirse que tenga un perfil personal, sí puede afirmarse que tienen un perfil laboral y profesional.
Si les voy a contar esto es porque creo que resume el final de una historia que ya sólo viviré como espectador y que acaba en otro cuento más de engaños, en el que nada es lo que parece y la gente es engañada por enésima vez. Un cuento por el cual se hace creer al público lo que no es, para que dé su visto bueno a otro atropello contra ellos mismos, contra los trabajadores de la Aviación y en el fondo, contra el asalariado en general.
Voy a ello y perdón por la introducción que ha salido demasiado larga.
Es evidente, todo el que está al cabo de la calle aviatoria lo sabe, que Iberia desea ir progresivamente cediendo sus vuelos a compañías externas en las que no vuelan pilotos de Iberia. Como dice el título, Iberia ya no quiere pilotos de Iberia. ¿Por qué?
Como excusa se da el salario. Se dice que un piloto de Vueling cobra mucho menos que uno de Iberia, y el abaratamiento de costes es la razón principal que hay detrás de la intención. Es falso, los tiros no van por ahí.
Me consta que la propuesta que el SEPLA ha hecho a la compañía supone un recorte mayor que el que podría obtenerse de la cesión a Vueling de ciertas líneas. Mucho mayor, y además un proyecto a largo plazo. Si se los digo es porque lo he visto, y sé también lo que alguna consultora independiente dice sobre ello: la propuesta del SEPLA es absolutamente revolucionaria y supone un proyecto sólido a largo plazo para Iberia. Aún conservo mis contactos en muchos sitios, inevitable, no hace tanto que me fui.
¿Entonces?
Para entender el porqué habría que analizar cómo son un piloto de Iberia y otro de Bajo Coste a nivel laboral y sobre todo profesional. Quiero dejar claro antes de nada que sé perfectamente que toda generalización es errónea, y que hay de todo en todas partes. Pero creo que mi larga experiencia sí me ha dado suficiente juicio como para trazar a grandes rasgos y de manera bastante precisa lo que es el espíritu laboral y profesional de ambos tipos de pilotos. Quiero sobre todo dejar constancia de que si hablo de Iberia hoy es porque la actualidad la pone en el candelero, pero soy perfectamente consciente que lo que les voy a contar de sus pilotos se puede calcar de otros que vuelan en otras compañías españolas con una cierta tradición y están en la mente de todos. Muy posiblemente pronto les toque a ellos también la tesitura de que su patrón los quiera sustituir por otros, como ya ha ocurrido en Bínter.
Si empezamos por lo laboral, un piloto de Iberia es un tío que ha entrado en el lugar en el que todos desean entrar tras pasar una oposición en la que aprueban menos de 1 de cada 10 de los aspirantes. Ha trabajado muy duro, se ha preparado y entrenado para llegar donde está, y por ello no tiene el menor complejo en exigir lo que se merece (lo mismo que uno de British, Lufthansa o Air France por hablar de compañías similares). No hablamos de un trabajador con una situación precaria, ni sin nadie detrás para respaldarle. A un piloto de Iberia se le puede amenazar laboralmente, pero si tiene la Ley laboral de su parte, es raro que recule.
La mayoría de los trabajadores de este país no se atreve a dejar la oficina a la hora en la que acaba su turno (la hora en la que ya no le pagan, por cierto) a poquito que se les sugiera que “eso no le conviene”. Esa amenaza no suele funcionar con un piloto de Iberia. Los pilotos de Iberia vuelan con el convenio colectivo en la cartera y la mayoría se lo saben de memoria. Es complicado presionarle o exigirle para que salga a trabajar en su día libre, ni suele aceptar un menoscabo en su descanso. A mucha gente le parecerá raro, pero a fin de cuentas…sólo piden que se cumpla lo que se les ha firmado. Siempre les he envidiado por eso, y siempre he pensado que todos deberíamos hacer lo mismo. Otro gallo cantaría a mucha gente.
Por el contrario ¿cómo es un piloto de una línea aérea de Bajo Coste laboralmente hablando?
Pues distinto. Si es Comandante, es muy probable que su trabajo haya sido logrado a través de un “bróker” que hoy le tiene aquí y mañana allá. Un tío que no ha pasado pruebas para hacerse un hueco en ese “broker”, sino que figura en él porque tiene la suficiente experiencia acreditada volando por buena parte del Mundo. No digo que sea peor profesionalmente hablando desde el punto de vista de su capacitación, doy fe personalmente de que en multitud de casos no es así, pero sí que no ha sido evaluado de la misma manera.
Si es segundo o copiloto, hablamos de un chico que ha tenido que pagar una millonada para entrar en la compañía (ya sin que se le haga una prueba digna de tal nombre) tiene un contrato basura, una deuda monetaria con la empresa y en ocasiones ha de dormir en el pobre albergue que su exiguo sueldo le puede pagar para ir a volar al alba. Sabe además que puede ser sustituido en cualquier momento en el que alguien más dispuesto a hacer todo lo que se le mande tenga la pasta para comprar su puesto de trabajo.
Evidentemente, gente con esa estabilidad laboral no pelea por sus derechos ni siquiera aunque la Ley esté de su parte. Pleitos tengas y los ganes no va con ellos. Por eso, un piloto de estas compañías saldrá a volar siempre en su presunto día libre, no hablará del convenio colectivo (si lo tiene) por no ser señalado, dormirá lo que su empresario crea conveniente sin rechistar y por hablar como dicen en mi tierra “no dará ni un ruido”.
Todo eso ya vale bastante más que la presunta diferencia entre el salario de un piloto de Iberia y uno de Vueling. Y si hablamos de empresarios que no construyen futuros, sino que quieren rentabilidad a los cinco minutos, el valor de ese servilismo es incalculable.
Vayamos ahora a lo profesional, que vale aún más dinero.
Los pilotos de Iberia son herederos de una escuela que era parte de la propia compañía, fundada en una época de Iberia pública e impulsora del desarrollo nacional en la que no se escatimaba. Una escuela de cuando se tiraba con pólvora del Rey, hoy irrepetible por razones obvias, y hasta cierto punto comprensibles.
La educación aeronáutica de esta gente les impide ciertas cosas. Ciertas cosas que hoy son moneda común en otras partes y que cuestan dinero.
No es fácil que un piloto de Iberia vuele a ningún sit
io con el combustible justo. Ni tampoco lo es que se pase de actividad (vuele más horas de las que marca la Ley), tampoco lo es que salga a volar si su descanso mínimo legal no ha sido cumplido. No es común que un piloto de Iberia espere al final del día para apuntar una avería del avión, y deje el último salto para hacerlo, volando toda la jornada con el arreglo pendiente. Simplemente no han sido educados así desde el punto de vista aeronáutico, y les cuesta mucho obrar de otra manera. Es un problema de educación profesional.
Todas estas cosas cuestan retrasos, son impecables desde la óptica operativa si se atiende a la seguridad, pero provocan retrasos, pérdidas de conexiones y cancelaciones de vuelos. En el ideario de un piloto de Iberia no suele estar la máxima de “salir como sea”, ni la de “llegar puntual como sea”.
¿Y un piloto de Bajo Coste? Generalmente va a volar con el combustible que decida su empresa, por lo general el justito y mínimo legal. Es cierto que si lo considera conveniente puede pedir más, pero créanme, no conviene hacerse famoso por repetirlo en algunas compañías. De hecho ya hay informaciones contrastadas que apuntan a que alguna compañía ha tenido que aterrizar alguno de sus aviones en emergencia por falta de combustible.
Ese piloto también va a seguir las recomendaciones de su empresa respecto a las averías, y no apuntará ninguna hasta el final del día a no ser que haga al avión involable. En el vocabulario de este piloto el “salir como sea” y “llegar puntual como sea” es una máxima. Las aerolíneas de Bajo Coste raramente le llevarán impuntual por causas achacables a ellas, y pocas veces le harán perder una conexión. Puede, eso sí, que vuele a Madrid y si hay mucho tráfico acabe en Valladolid porque su Comandante no ha puesto combustible para hacer media horita de espera en el aeropuerto de Barajas.
Todo esto vale aún más dinero que lo anterior, y convierte a la diferencia de salarios de unos y otros en una cosa sin la menor importancia.
El piloto de Iberia obra así porque le han enseñado a hacerlo así, y la presión laboral no suele valer para que cambie su ideario profesional, ya hemos visto que no se suele arredrar ante amenazas laborales. Al piloto de la Bajo Coste la presión laboral le obliga a una actitud profesional, que le guste o no suele tener como alternativa la calle.
Es la fortaleza laboral del piloto de Iberia la que le permite una actitud profesional, y es la debilidad laboral del piloto de Bajo Coste lo que le impide tenerla. Y esto, repito otra vez más, vale muchísimo dinero.
Así que cuando Iberia consiga sustituir a sus pilotos por otros que no sean de Iberia, no se crea que lo ha hecho porque estos cobran mucho y los otros poco; lo hace por cosas que no salen en los periódicos y valen mucho más dinero que uno o mil sueldos. No sea cándido.
Si fuese usted un empresario aéreo que busca una rentabilidad más o menos rápida y un funcionamiento sin obstáculos de su red, es evidente que elegiría al segundo piloto. Pero usted es pasajero.
http://www.aviaciondigitalglobal.com/noticia.asp?NotId=15808&NotDesignId=4AVIACIÓNDIGITAL