En los últimos 50 años se han producido avances extraordinarios en el desarrollo de los motores a reacción, que no sólo se han empleado en la industria aeronáutica, sino que han contribuido al avance de otras industrias. ARTÍCULO SEMIFINALISTA DEL I CONCURSO DE REDACCIÓN AERONÁUTICA EXTRACREW
En los últimos 50 años se han producido avances extraordinarios en el desarrollo de los motores a reacción en los campos de la tecnología, el diseño y la fabricación que no sólo se han empleado en la industria aeronáutica sino que han contribuido al avance de otras industrias. El diseño de turbinas de gas sigue estando hoy en día a la cabeza de la tecnología más avanzada en los aspectos mecánicos, aerodinámicos, de materiales, de recubrimientos cerámicos y de la producción y fabricación.
Para muchos, la industria aeroespacial, y la de diseño de motores en particular, sigue siendo la más representativa de los mayores logros conseguidos por la humanidad en el tema de la ingeniería y no es de extrañar que parte de los ingenieros más respetados del mundo estén trabajando en esta industria.
En el área comercial, la industria de la fabricación de motores comerciales de aviación tiene características propias que la diferencian de cualquier otra industria. A las grandes cantidades necesarias para lanzar un producto, con valores que pueden rondar entre los 500 y los 2500 millones de dólares, hay que añadir que los beneficios suelen llegar tarde, con períodos típicos de amortización que rondan los 10 años. Los cambios de esta industria suelen ser muy lentos y costosos.
Un ejemplo típico y que ilustra muy bien el funcionamiento de esta industria es la historia del desarrollo de los álabes de fan de cuerda ancha de Rolls-Royce. Los primeros motores que desarrolló esta compañía poseían un fan con una ristra metálica a media altura (snubbers) que impedía que los álabes se torsionaran durante el crucero y que el motor perdiera eficiencia. Este diseño surgió en los años 60 y era apropiado para los motores de aquella época. Pero el desarrollo de motores cada vez más grandes hizo que este diseño resultara inaceptable.
El desarrollo de álabes de cuerda ancha para el fan de sus nuevos motores le llevó a Rolls-Royce casi 10 años de investigación y un coste cercano a los 100 millones de libras esterlinas. Éste es un ejemplo muy conocido en la industria, aunque el resto de fabricantes han tenido que hacer esfuerzos semejantes para resolver sus problemas técnicos y mantenerse en primera línea con productos competitivos.
No es de extrañar, por tanto, que el riesgo que trae consigo este negocio, y la fuerte inversión en investigación que es necesaria, haya favorecido la desaparición de compañías tan importantes tan sólo en el Reino Unido, como Blackburn, Napier, Bristol, Armstrong-Siddeley y De Havilland que tuvieron mucho prestigio en su tiempo pero que se vieron absorbidas por las fuertes inversiones y la alta competencia que caracteriza este mercado.
A pesar de todos los inconvenientes de esta industria, todavía existen compañías que tratan de introducirse en el mercado al margen de las tres grandes fabricantes: General Electric, Pratt & Whitney y Rolls-Royce. El mercado de las pequeñas compañías es especialmente competitivo en Europa con la presencia de la francesa Snecma, que colabora con GE en la fabricación del CFM-56 y la alemana MTU que colabora en el diseño de las turbinas de baja con Pratt & Whitney.
A mayor distancia también aparecen otras compañías secundarias que han surgido como consecuencia de los proyectos internacionales europeos como son Fiat Avio en Italia, cuya principal fuente de ingresos proviene de la fabricación de turbinas industriales aunque la componente aeronáutica también es representativa, o la de ITP una empresa creada hace diez años pero que está ganando posiciones cada vez más importantes en la industria europea.
La demanda de los compradores ha hecho evolucionar de forma extraordinaria a esta industria en todos los aspectos para conseguir motores cada vez más eficientes, más seguros, que consuman menos combustible y que contaminen cada vez menos. Para aumentar la eficiencia del motor, los<