Parece que Air Europa será la última aerolínea que se suma a la moda de crear (o en este caso, rescatar) su franquicia low cost. Pero todo esto… ¿Qué supone y por qué se hace?
El motivo principal es el de reducir costes.
En un vuelo Madrid-Barcelona con un 737 de Air Europa y el mismo avión de la futura low cost de la misma compañía…¿Qué diferencia hay? Aparentemente es mismo avión, mismo consumo, misma ruta, mismo número de tripulantes, mismo mantenimiento…
El low cost afecta fundamentalmente a los sueldos de las personas que trabajan dentro y alrededor del avión y del vuelo. Para que nos entendamos mejor, la diferencia reside en que los sueldos de pilotos, tcp’s (azafatas de vuelo), personal de handling y de mantenimiento son mucho menores.
¿Qué tiene esto de bueno y de malo?
Lo bueno para la empresa es por supuesto el ahorro y el mayor beneficio, para el pasajero son vuelos más baratos pero con menor servicio y menor calidad en general. Los realmente afectados son los trabajadores. A unos les afecta más y a otros menos. Me atrevería a decir que proporcionalmente la tripulación de vuelo, pilotos y tcp son
los más afectados, es donde las empresas encuentran mayor margen de recorte.
Hay que comprender (y que asumir) que los sueldos de las tripulaciones eran algo fuera de lugar en muchas ocasiones y que hoy pagamos los platos rotos de aquellos excesos que no han llevado a sueldos para pilotos y tcp’s que son casi de chiste… Ni tanto ni tan calvo… El problema es que aún no parecemos encontrar el punto medio de las cosas.
El pasajero por su parte, encontrará un vuelo confortable y barato, con una atención aceptable y en las condiciones, verá que comienza a tener problemas con los equipajes de mano, que tendrá que pagar por cualquier cosa extra que se salga del simple desplazamiento de la persona del punto A al B. ¿Y es esto malo? No, para nada. Es otro modelo de negocio más ajustado a las necesidades de la aviación hoy en día.
¿En qué más se nota este aspecto?
En estas aerolíneas low cost hay tripulaciones del siglo XXI, sin ideas arcaicas, yo todos los días puedo conversar unos minutos con las tripulaciones y afortunadamente la gran mayoría no tienen ese halo de grandeza que todos conocemos en la aviación. Son personas que acuden a su puesto de trabajo a desempeñar su función y son de lo más normal y agradable. Yo despido a casi todas las tripulaciones de Ryanair con un “que tengáis buen vuelo chicos”, decir esto, en otras compañías sería impensable e inluso considerado una falta de respeto, que podría llegar a suponerme el despido. ¿Increíble verdad? Pues sucede. Y yo agradezco enormemente ese ambiente de educación y respeto mutuo entre los distintos trabajadores y sus diferentes ocupaciones. Nadie es más que nadie. Y eso es sin duda para mi lo más positivo de este modelo de low cost.
Por tanto, con sus pros y sus contras, el modelo de low cost ha venido para quedarse, para ofrecer a todo el mundo la posibilidad de volar y viajar a un precio asequible y que en los próximos años este modelo dejará de llamarse low cost para pasar a ser el modo habitual de volar, dejando el actual modelo de gran aerolínea obligado a renovarse o morir.
Buenos, bonitos y baratos vuelos!!!
Por Adrián Ambrosio
www.aviadorypiloto.com