Un estudio universitario en U.K. alerta sobre riesgos de la exposición en los vuelos al aire contaminado de las cabinas
LONDRES (EXTRACREW.COM/Agencias)- Según un reciente informe publicado conjuntamente por la Universidad de Stirling y la Universidad de Ulster, ambas en el Reino Unido, revela que el aire acondicionado que se inyecta en el interior de la cabina de las aeronaves comerciales está contaminado por volátiles procedentes de los distintos fluidos y el combustible empleados en el avión.
El estudio publicado en la revista “World Health Organization Journal Public Health Panorama” reveló que la contaminación de los suministros de aire de estos aparatos causa problemas de salud a corto y largo plazo,. Vinculando diversas patologías a la exposición al aire contaminado por el petróleo y otros fluidos del avión.
Los especialistas universitarios examinaron a más de 200 tripulantes de cabina y 219 pilotos que habían estado expuestos a distintas sustancias a través del aire contaminado de las aeronaves, y se halló un patrón de síntomas agudos y crónicos, desde dolores de cabeza y mareos hasta problemas respiratorios y de visión.
El mismo estudio concluye que la exposición prolongada puede acrecentar aún más las consecuencias, que se traducen en problemas neurológicos, cognitivos, arritmias cardíacas, fatiga, trastornos gastrointestinales y respiratorios.
Susan Michaelis, miembro del grupo de investigación sobre sanidad ambiental de la Universidad de Stirling, dijo a “The Independent” que, desde el punto de vista médico, es necesario un protocolo para identificar el síndrome aerotóxico e identificar la manera de tratarlo.
“Además necesitamos más estudios independientes. Es un claro problema de salud pública que tiene consecuencias directas con la seguridad en vuelo. Si la tripulación está incapacitada para volar, todo el mundo corre peligro”, explicó Michaelis.
Michaelis asegura que aerolíneas y fabricantes son conscientes de este problema desde hace ya 60 años, pero se niegan a reconocerlo. “No lo admiten por dos razones: dinero y responsabilidad. Conocían este problema ya en los años cincuenta. Es inconcebible que no lo hayan tratado. Tienen la tecnología para eliminar el problema, pero los fabricantes se niegan a utilizarla”, explicó.