Una declaración de amor de mucha altura.
Sobran las imágenes para imaginar a todo el pasaje aplaudiendo; la chica sonrojada y con los ojos llorosos, y en el cockpit el comandante, cual capitán de “Vacaciones en el Mar”, cruzando una sonrisa cómplice con el copiloto. ¿Quien dijo que una approach a Vancouver no tiene nada de romántico?
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