Variómetro 03/08

PILOTOS AMBULANCIA SINIESTRADA

La niebla, un fallo de… Dejemos las especulaciones a un lado; el tiempo y la investigación dirán, tarde o temprano, que fue lo que pasó el jueves de madrugada cerca del aeropuerto de Santiago. Digamos que “la mala suerte” –vago término, que en este caso nos resultará adecuado- se cebó en dos pilotos a las puertas de un merecido descanso, tras un servicio de ambulancia aérea.

Mala suerte, porqué la muerte sorprendió a Dani y Alex cuando casi tocaban con sus dedos el fin de la jornada laboral; cuando casi distinguían entre la niebla el latiguillo de luces que marca el eje de pista, cuando casi podían exclamar “misión cumplida”.

Pero no. El pasado jueves el destino estaba llamado a enlazar de modo determinante las vidas de cuatro personas que jamás llegarán a conocerse entre ellas, aunque una estará agradecida a las demás toda su vida.

Mientras el avión en su caída segaba las vidas de los dos pilotos, en un quirófano de Oviedo un corazón empezaba a latir de nuevo. Era el que horas antes Dani y Alex habían recogido y transportado desde Oporto. Cruel mueca del destino donde el precio de de una nueva vida está marcado por el fin no de una, sino de otras tres. Un precio insoportablemente alto, que bien merece desde la tristeza más profunda un simple, escueto, y a la vez tremendamente sincero, “Gracias”.

IBERIA

Da la sensación de que Iberia no sabe moverse ya en escenario alguno que no sea el de la confrontación. Su ultimo movimiento, el despido fulminante el pasado viernes de la práctica totalidad de la cúpula sindical de Stavla en la compañía, no es más que una nueva vuelta de tuerca a la ya de por si deteriorada situación sociolaboral que viene a sumarse a los despidos, el desacato del laudo, y un ya largo etcétera de despropósitos que para nada sirven en la búsqueda de la paz social que demandaba Jaime Montalvo en su dictamen arbitral.

Todo apunta a que los hilos de la trama no se mueven ya desde Velázquez sino desde Londres, donde el hombre fuerte de IAG utiliza sus efectivos en Madrid a modo de ariete para desmenuzar poco a poco la que fue en su día aerolínea de bandera. “Donde sólo el avión recibe más atenciones que usted” rezaba la publicidad, en la época en la que Iberia estrenaba los primeros B747 que salieron de fábrica. Cuarenta años más tarde los A380 los estrenarán otros, pletóricos después de una casi milagrosa recuperación.

Robert Stevenson situó la historia del doctor Jekill y Mr. Hyde en la capital del Támesis de finales del XIX. En ese relato, la personalidad de Hyde acaba imponiéndose y destruyendo la de Jekill. Vista la conducta de Iberia sucumbiendo sistemáticamente a los deseos de su partner británico incluso en contra de si misma, cabe hacerse la pregunta de si Londres no vuelve a ser escenario, un siglo más tarde, de historia parecida. La pregunta es, en este caso ¿Quién es Jekill y quien Hyde?