CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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AESA

Por su compromiso en la regulación de los Trabajos Aéreos

Era una necesidad que clamaba –nunca mejor dicho- al cielo. Los trabajos aéreos y especialmente aquellos que involucran aeronaves de ala móvil, comportan un factor de riesgo que a nadie escapa, pero que esta actividad haya costado la vida en tan solo un año a 20 profesionales no es de recibo en ningún rincón de Europa, y tampoco debiera serlo en España.

Han hecho falta 20 muertos en 12 accidentes –una media de un accidente por mes-  para que, por fin, el organismo que vela por la seguridad de las operaciones aéreas en nuestro país se decida a comenzar a hacer algo. Más vale tarde que nunca. La Directora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, Isabel Maestre, se ha comprometido a publicar en enero un borrador de Real Decreto que regule las operaciones de salvamento marítimo y extinción de incendios, dos operaciones de alto riesgo que carecen en España de legislación que establezca unas pautas mínimas sobre su funcionamiento.

Esperemos que las promesas no se queden en papel mojado y sirvan para dar un vuelco a la situación del sector. Por de pronto, a la directora de AESA ya se le ha abierto un nuevo frente, con la denuncia por parte del SEPLA del exceso de programación que sufren las tripulaciones que operan los helicópteros de salvamento en Galicia. Un indicio más de que el sector necesita una actuación legislativa rápida, valiente y contundente.

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AMERICAN AIRLINES

Por su declaración de suspensión de pagos

Resulta asombroso –si es que todavía nos queda capacidad para asombrarnos- que una compañía que en julio de este año flirteaba con  los dos mayores fabricantes, Boeing y Airbus, en la mayor operación de compra de aeronaves de la historia, entre en suspensión de pagos –que no en quiebra- apenas cinco meses después de anunciar un pedido de más de 27 mil millones de euros.

Oficialmente, según informó la propia compañía, la maniobra se produce “para poder reestructurar la deuda y reducir costes”. A favor de esa tesis apunta el hecho de que 24 de sus aviones ya se preparan para dormir el sueño de los justos en el desierto de Mohave. Una cifra irrisoria no obstante, si la comparamos con un global de flota que alcanza los 600 aparatos.

Al parecer el futuro de la compañía está asegurado, en la medida de que a pesar de la situación legal financiera sigue operando sus destinos con aparente normalidad. Más preocupante resulta la incógnita de conocer en que medida la situación actual y la necesidad de aligerar costes afectará al colectivo de 78.000 empleados que constan en la nómina de A.A. Que el presidente de la división de aviación comercial de Boeing, Jim Albaugh, considere que tanto American Airlines como sus proveedores fabricantes de aviones van a beneficiarse de la declaración de suspensión de pagos no resulta una afirmación, en este sentido, tranquilizadora.