CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

En subida

NORWEGIAN

Por su política de inversión

Dentro de la enrarecida atmósfera aeronáutica que se respira en Europa últimamente, encontrar noticias como la que protagonizó Norwegian la semana pasada resulta un auténtico balón de oxígeno.

El anuncio de la compañía escandinava de un acuerdo con Airbus y Boeing para la compra de 222 nuevos aviones -un pedido valorado en 127.000 millones de coronas noruegas (16.530 millones de euros)- resulta un claro ejemplo de que a la crisis se la vence con inversión generadora de empleo, y con la mirada puesta en el futuro antes que en las valoraciones de las agencias de calificación.

Norwegian Air Shuttle, que así se llama con nombre y apellidos, con 16 millones de pasajeros en 2011 poco a poco se ha plantado, sin necesidad de políticas agresivas ni de aumentar su capital a costa de subvenciones, en tercera posición en el ranking de las low cost europeas. La compañía, de hecho, cotiza en el índice Oslo Stock Exchange desde 2003.

Con el que supone el mayor pedido de la historia de la aviación europea, y la mayor inversión en el sector de la aviación realizada jamás en Noruega, Norwegian da un valiente paso adelante y proporciona una valiosa lección que no debiera caer en saco roto en una Unión Europea tal vez más preocupada en implementar recortes que en potenciar una apuesta clara por el crecimiento.

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MICHAEL O’LEARY

Por carecer de escrúpulos

Dicen que los negocios no tienen entrañas. Esta máxima cobra un especial significado  en la persona del presidente de Ryanair, Michael O’Leary. Este personajete,  esperpéntico donde los haya, capaz de todo por el Show Business, parece desconocer los límites que separan el lógico afán de prosperidad propia de la ética y los escrúpulos que deben limitarlo, y que tan necesarios son para separar nuestra condición humana de la de simples bestias.

Este señor –por llamarlo algo- en el colmo de la sublimación del desprecio por todo aquello que no sea su persona y su negocio, no sólo se ha lanzado cual hiena a devorar sin miramientos los despojos de lo que otrora fuera una compañía aérea, sino que además se atreve a pregonar las bondades que la quiebra de Spanair traerá a España, a la aviación…Y, como no, a su negocio en particular. ¿No sabe que es de mal gusto reirse del finado en pleno velatorio?

Al margen de la dudosa capacidad que pueda tener para aconsejar lo que es mejor para nuestro país o para la aviación, Mr. O’Leary olvida que las empresas, además de por activos, balances y beneficios, están formadas también por personas que se esfuerzan, que sangran y que lloran de impotencia. En definitiva, de eso que algunos llaman “nuestros semejantes”; el prójimo.

Es por eso que sus palabras de anteayer pronunciadas en Mallorca hieren doblemente, porque demuestran un profundo desprecio hacia los demás y porque aunque los negocios no tengan entrañas, las personas sí debiéramos tenerlas.