¿CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

En subida

IBERIA

Por mejorar las expectativas de empleo

Cockpit

Iberia abre una puerta que llevaba cerrada a cal y canto ni más ni menos que desde hace más de una década; la que franquea la entrada a nuevos pilotos. Además, con el anuncio de que casi doblará la contratación de nuevos pilotos, pasado de los 120 iniciales a más de 200, bien se puede decir que la abre de par en par.
Cierto es que el anuncio es un pálido reflejo -cuantitativamente y cualitativamente- de épocas pasadas, pero resulta esperanzador por cuanto marca un punto de inflexión en la tónica reinante en los últimos siete u ocho años en nuestro país. Iberia necesita ahora más que nunca incorporar sangre nueva a fin de hacer frente tanto al futuro crecimiento como al necesario relevo generacional. Parecemos haber olvidado que cualquier empresa los empleados no solo se prejubilan por intereses empresariales, también llegan a la edad de retiro por causas más “naturales”.
En cualquier caso bienvenida esta bocanada de aire, auténtico un balón de oxígeno para aquellos que desean progresar, regresar a casa tras un exilio no deseado, o simplemente un lugar en la profesión.

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AIR ASIA

Por su deficiente mantenimiento

Acc-AirAsia

Esta semana hemos podido conocer las causas del accidente de Air Asia que costó la vida a 162 personas hace casi un año, para descubrir que el desencadenante de la catástrofe fue el fallo de un dispositivo electrónico.
Hasta aquí todo entra dentro de la “normalidad” que proporciona saber que cualquier elemento fabricado por el Hombre carece en esencia del don de la infalibilidad. No obstante, esa normalidad se desvanece cuando se especifica que el mencionado dispositivo había fallado ni más ni menos que 23 veces -¡23!- durante el último año, y con mayor frecuencia en los últimos meses. El único protocolo aplicado: el “reset” continuado del dispositivo tras cada fallo.
Todo el meticuloso mundo de la aviación, del que tan orgullosos nos sentimos, se viene abajo ante una revelación como ésta. Toda la confianza en los programas de mantenimiento, y en el buen hacer de aquellos que los aplican, se tambalean peligrosamente ante anuncios de este calibre. Simplemente, nadie substituyó ese dispositivo defectuoso durante meses y más meses, hasta que sobrevino un último fallo; un último “reset” angustiado que no funcionó, un “hasta aquí hemos llegado” que se llevó por delante las vidas de tripulantes y pasajeros. ¡Lamentable!