¿CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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EMIRATES

Por su espectacular crecimiento
 

El deseo de incorporar 500 nuevos pilotos a su plantilla es un claro exponente de la voluntad de expansión de la aerolínea dubaití. Una “punta de iceberg” que unida a otras muchas, protagonizadas por los incrementos en las ventas de los principales fabricantes o el paulatino pero constante crecimiento en las magnitudes del transporte aéreo a nivel mundial, permiten augurar un futuro halagüeño para el sector, aunque no por ello exento de dificultades.

En este contexto los responsables de Emirates recalan en España para efectuar pruebas de selección de pilotos. No es la primera vez que la compañía de bandera de los Emiratos Árabes nos visita con la misión de reclutar tripulantes para su flota. La calidad y profesionalidad que pueden aportar nuestros pilotos es ya conocida por la aerolínea árabe, de la cual treinta y un profesionales españoles forman parte, y constituye un alto valor a tener en cuenta. En los tiempos que corren, la oportunidad de trabajar en una de las aerolíneas de mayor crecimiento a nivel actual no es tampoco una opción a desestimar.

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RYANAIR

Por su falta de “savoir faire”

Volar en bajo coste implica –y eso el usuario lo sabe- renunciar a un cierto número de elementos que podríamos llamar “de confort” que son los que facilitan, o debieran facilitar, básicamente el recorte de precios en el servicio. Las aerolíneas que se mueven en este segmento de la aviación debieran, no obstante, no confundir el término “low cost” con “low care”.

El episodio protagonizado por un pasajero que sufrió un infarto durante un vuelo de Ryanair de Inglaterra a Suecia resulta ejemplarizante. Durante el incidente por toda ayuda obtuvo un sándwich y un refresco, que por añadidura le fue cobrado religiosamente al final, como estipulan las normas de la compañía. Pobre del TCP o del sobrecargo, si no lo hubiera hecho!

Una emergencia médica puede surgir en cualquier momento durante el vuelo, y a bordo se debe estar en condiciones de resolverla del mejor modo posible. No entraremos de momento en si es con un bocadillo y un refresco como mejor se mitigan los efectos de un infarto, pero si en la falta de “savoir faire” de Ryanair ante las graves circunstancias del caso y sus posibles consecuencias. ¿Les vendrá de un bocadillo y una bebida?