CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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UNITED AIRLINES

Por el estreno de su primer Dreamliner

United está de enhorabuena. No todos los días se estrena un nuevo avión, y cuando además uno se convierte en cliente de lanzamiento de un nuevo modelo en el propio país, que también es el del fabricante, se añade una componente podríamos decir que de “orgullo nacional” al cual los norteamericanos son muy proclives.

El aparato en cuestión no es, por otra parte, una aeronave cualquiera. Se trata de un B787 Dreamliner. Un modernísimo avión que ha servido a lo largo de los últimos años –desde que fuera bautizado como B7E7- tanto para revolucionar en lo tecnológico, como de punta de lanza en lo empresarial y en lo político en la eterna pugna de Estados Unidos con Europa por la hegemonía en el mercado del transporte aéreo de pasajeros.

El “roll out” de esta semana en United es sólo el primero de otros cincuenta que llegarán de aquí a 2019, Todo un auténtico “desfile” de nuevos aviones. Un incremento y renovación de flota de este calibre, visto bajo el prisma del panorama que ofrece la aviación comercial en Europa, y muy especialmente en España, más parece cosa de otro mundo –del Nuevo Mundo- que de éste.

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CIAIAC

Por su falta de pulcritud

No se han apagado aún los ecos del sonoro fiasco que representó en su conjunto el proceso de investigación del accidente del vuelo JKK5022 de Spanair, cuando un nuevo desgraciado accidente, la semana pasada cerca del aeropuerto de Lavacolla, propicia un nuevo ejemplo de la ineficacia de nuestra CIAIAC.

La imagen de los curiosos hurgando en busca de no-se-sabe-exactamente-qué entre los restos de lo que fue en su momento un avión reactor, y que deberían estar custodiados tal y como lo estipula el Reglamento Europeo de Investigación de Accidentes así como el Anexo 13 de la OACI, ha circulado profusamente dentro y fuera del país. Difícilmente el análisis de estos restos contribuirán a nada, y menos a aquello que debiera ser el objetivo primordial y la razón de ser de la Comisión de Investigación. de Accidentes e Incidentes de Aviación (CIAIAC), el esclarecimiento de las causas y la adopción de medidas tendentes a minimizar la posibilidad de repetición del suceso.

La CIAIAC adolece, como males endémicos, de lentitud y de falta de rigor en casi todos sus informes. Y eso viene sucediendo desde mucho antes de que la crisis económica -enorme sayo bajo cuyos pliegues caben casi todas las excusas- se instalara en nuestro país. Con su proceder en el caso del accidente de Lavacolla la CIAIAC demuestra, además, una falta de pulcritud en sus procedimientos alarmante, y totalmente inaceptable en un país que pretende ser catalogado como avanzado.