¿CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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CONDENA A PASAJERAS

Por castigar una agresión injusta

 

Justicia

La decisión del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número tres de El Prat de Llobregat de castigar la acción de dos pasajeras en el aeropuerto de Barcelona de manera ejemplar es digna de aplauso, y se convierte en ejemplarizante de un modo fuera de lo habitual en los momentos que estamos viviendo o que hemos vivido en estos días pasados.
La compra de un billete de avión da derecho a muchas cosas, entre ellas un trato amable y el cumplimiento de lo estipulado en el contrato de transporte, pero para nada constituye una patente de corso para agredir, insultar o maltratar a aquellos que simplemente están intentando cumplir con su trabajo lo mejor que pueden, y que a menudo son tan víctimas de la situación como el airado pasajero.
Comprar un billete de avión implica muchas cosas, pero no las voluntades de aquellos que prestan sus servicios durante el viaje. El juez, y la multa de 2.712 euros que les han impuesto, lo han expresado con claridad meridiana.

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VUELING

Por estirar más el brazo que la manga

 

Vueling colas

Lo que ha pasado estos días en Vueling, y muy especialmente en su base principal, no tiene paliativos. Podríamos usar muchos tópicos para describir lo que representa la avaricia cuando se rompe el saco. Y el saco son esos miles de pasajeros indignados, desatendidos y frustrados, y el no menos desatendido, indignado y frustrado personal que se ha visto en la necesidad de lidiar con un toro que nadie había pedido.
Lo de que ha pasado este inicio de vacaciones ha sido esa tormenta perfecta que nadie cree que se vaya a desencadenar, a pesar de que los avisos previos sean muchos y variados. Una programación imposible de cumplir con los recursos técnicos y humanos disponibles, y que solo puede progresar ante el poderoso canto de sirena que representa la obtención de pingües beneficios.
Ahora que parece que todo ha pasado y que las cosas están en vías de solución queda, como siempre que se desencadena una fuerte tormenta, reparar los daños producidos que en este caso son cuantiosos. Diez años de prestigio se pueden ir al retrete en diez días de vértigo.