¿CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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SINDICATOS EN AIR EUROPA

Por su gestión en el tema de AEA Express

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El “savoir faire” de los representantes de los pilotos –Sepla y UPPA– contrasta con el talante general mostrado por la compañía matriz en el asunto de Air Europa Express. La tregua conseguida “in extremis” este pasado verano, que amenazaba con convertirse en uno de los más caóticos en la historia del transporte aéreo en España, vino muy bien a la dirección para alejar el fantasma de las colas de pasajeros furiosos y de paso para ganar tiempo. Pero la tregua fue -no lo olvidemos- una concesión de los trabajadores o, si lo prefieren, un acto de buena fe. Un acto de buena fe al parecer no correspondido.
Según los sindicatos de pilotos, ninguna de las condiciones pactadas para la tregua se han cumplido. Ni se ha dejado de externalizar, producción, ni se ha readmitido a los despedidos, ni se ha avanzado un ápice en las reivindicaciones laborales. Así las cosas, no es de extrañar que reaparezca el ruido de sables –la tregua caduca el 30 de noviembre– y que sobre la mesa aparezca una propuesta que, de ser aceptada, significaría atar corto a la Express, limitando su crecimiento y absorción de rutas.
AEA haría bien en sopesar seriamente el ofrecimiento. Las treguas, sobre todo cuando se aprovechan en beneficio propio, no suelen repetirse.

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QUASI COLISIÓN EN JAÉN

Por lo que pudo ser, y afortunadamente no fue

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Casi sin querer, “a la chita callando”, nos enteramos esta pasada semana de que a mediados de agosto en Jaén se rozó la tragedia. El encuentro entre un Eurofighter y un A321 suizo hizo saltar el TCAS RA no una sino dos veces. Las distancias mínimas de separación que se alcanzaron fueron de 0,4 NM horizontales y 400 ft verticales. Eso a velocidades cercanas a Mach1 es muy, pero que muy cerca.
Ante un suceso de la extrema gravedad que reviste el que nos ocupa, uno se sorprende de que solamente exista de momento un simple informe preliminar -como se echa de menos la celeridad en estos casos de organismos como la BEA francesa– y de que nadie desde el ministerio de Defensa o del ejército del Aire haya comparecido para dar explicaciones.
Se supone que la transparencia debe imperar, sobretodo en casos como éste en el que están implicadas aeronaves civiles y militares. El TCAS se activó por dos veces, y el comandante de la aeronave civil actuó en consecuencia, no parece lo mismo en el caso del piloto del avión de combate. Afortunadamente todo quedó en un susto, pero ¿Se imaginan lo que hubiera podido pasar?