CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?
Lo mejor y lo peor de la aviación civil
EE.UU. Y REINO UNIDOPor tomarse en serio la amenaza del Ébola
Estados Unidos se ha puesto en guardia ante la amenaza real que supone el virus Ébola entre por sus aeropuertos. No es de extrañar tanto celo en un país donde llevan décadas estudiando el mortal agente patógeno, y donde el conocimiento adquirido no permite el más leve resquicio a la jactancia. Sus pasos no han tardado en ser seguidos por el Reino Unido. Tanto USA como los británicos saben perfectamente con quien se las están viendo, y las consecuencias que puede acarrear para la salud minusvalorar el peligro que genera tan temible adversario. Algo que contrasta fuertemente con el menosprecio con que por estos lares se trata a la infección. La banalización del tema de que hacen gala las declaraciones de algunos importantes nombres dentro del transporte aéreo de nuestro país dan mucho que pensar, mientras en determinados sectores de la profesión –los más expuestos a un posible contagio- no dejan de reclamar medidas. Falta por ver que disposiciones adoptará finalmente Europa, que en estos temas prefiere habitualmente ser remolque antes que locomotora, y más directamente que órdenes llegarán a nuestros aeropuertos, y si estas estarán en consonancia con la postura de americanos e ingleses o no.
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PRIVATIZACION AENA
Por indeseada
Con una carga sobre lo social nada desdeñable, AENA nace de sus cenizas como espléndida ave fénix que abandona el nido público en que ha crecido y alimentado para caer en brazos del sector privado, que ya no la ve como un patito feo poco productivo sino como un hermoso y apetitoso cisne al que todos desean hincar el diente.
Parece que fue ayer cuando AENA se desangraba ante un déficit endémico de beneficios, e invocaba la “reestructuración laboral” como única respuesta a sus males. Lo cierto es que han pasado los años y los incrementos de tasas unidos a los despidos, la eliminación de servicios básicos -como los sanitarios-, y un largo etcétera han obrado el milagro de entrar en números negros, sin por ello pintar de carmesí los que dibujan determinados salarios y minutas en el Ente, y sorteando al tiempo los peligros de algunas “aventuras”, de alto presupuesto y poca o nula planificación, que amenazaban con arrastrarla al abismo.
Ahora, en vísperas de su salida a bolsa, los candidatos a inversores se arremolinan cual palomas en un maizal sin guarda a la espera de hacerse con una parte del opíparo pastel en que se ha convertido, mientras sus antiguos propietarios sólo pueden –podemos- asistir en silencio al espectáculo. AENA ahora es capaz de dar beneficios, y los inversores lo saben. Sólo queda por saber si será capaz de proporcionar el servicio para el cual fue concebida.
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