CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

En subida

AIRBUS

Por lograr el mayor pedido de su historia

A pesar de que la alegría ha durado más bien poco -sólo hasta que Ryanair anunció su macropedido con Boeing- lo cierto es que a Airbus le ha venido de perlas el importante pedido que ha realizado la asiática Lion Air para sacar pecho ante su contrincante americano, metido actualmente en las tribulaciones ocasionadas por las baterías de su producto estrella, el B787.

Airbus el año pasado perdió por vez primera el liderato de ventas, pero ahora parece que se ha subido de nuevo al carro del crecimiento y tan sólo lleva en lo que va de año 29 pedidos de desventaja con respecto a su sempiterno rival. Lo avanzado del proyecto A350 y el quebranto que representa para Boeing los problemas con el Dreamliner auguran un resultado en ventas absolutas muy favorable para Airbus de aquí a diciembre. Si además el mercado asiático sigue ampliando flotas al ritmo que estamos viendo hasta ahora, las cifras para el fabricante de Toulouse pueden ser espectaculares.

Tanto Boeing como Airbus harán bien de aprovechar el momento. Chinos y brasileños, y en menor medida canadienses, están ahí, y aspiran a su parte del león. Tal vez en pocos años sean muchos más los comensales sentados a la mesa.

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EUROVEGAS

Porque Madrid sacrificará Cuatro Vientos a la ruleta

El venerable aeródromo de Cuatro Vientos se enfrenta a una nueva amenaza inmobiliaria. No es la primera vez que esto sucede, y aún aturdidos bajo los efectos de la onda expansiva de la explosión de la famosa burbuja, puede llegar a resultar asombroso que la historia se repita. Aunque después de todo, ya se sabe; el hombre es el único animal que tropieza dos veces con el mismo ladrillo.

Lo cierto es que ahora parece que la cosa va en serio. Tan en serio como los millones que el multimillonario Adelson escanciará graciosamente sobre la capital del Reino, a cambio de poder instalar aquí su chiringuito. Para eso, y para sus torres de 250 metros de altura, sobra el campo de vuelo. Ya se sabe que los rascacielos y los aviones no se llevan nada bien. Y si no, pregúntenles a los habitantes de Nueva York.

Tenemos por costumbre valorar más bien poco nuestro pasado y, si nadie lo remedia, acabaremos cambiando un pedazo de historia por una tirada a la ruleta. Tal vez sea por eso que en este país nos cuesta tanto juntar más de dos o tres retales seguidos de nuestra tradición aeronáutica. Nos perdemos en rifas. No va más señores; gana la banca.