¿CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?
Lo mejor y lo peor de la aviación civil
CONTROLADORESPor demostrar su inocencia
Tras el archivo del caso decretado por el Juzgado de Gavà, solo Madrid y Baleares mantienen todavía causas abiertas contra los controladores aéreos por los hechos del puente de la Constitución de 2010. Con el archivo definitivo de esta causa, cuatro años después del cierre del espacio aéreo, ya son 21 los juzgados de toda España que han sobreseído o cerrado las causas abiertas contra los controladores aéreos. Resulta poco creíble tanta unanimidad de criterios jurídicos en base a una mera coincidencia, y habrá que empezar a pensar –para aquellos que no lo hayan hecho aún- que los demonizados controladores no fueron, al fin y al cabo, los responsables directos de la debacle que llevó al cierre del espacio aéreo español. Solo quedan dos juzgados por pronunciarse, y nada hace pensar que el mandato judicial difiera de los emitidos hasta ahora. Poco a poco el tiempo pone a todo en su lugar, sin duda pero, si no fueron los controladores ¿En quien debe recaer la responsabilidad de los hechos, y el peso de la justicia? Importante pregunta que con el sobreseimiento del caso no queda para nada resuelta, y a la que resulta fundamental encontrar respuesta. Los afectados, operadores, personal, pasajeros, se lo merecen. |
SEGURIDAD EN EUROPAPor medir con distinto rasero Los recientes atentados en Francia han disparado todas las alarmas ante la amenaza terrorista que constituye el yihadismo. Como consecuencia, llega el necesario endurecimiento de los controles fronterizos a fin de evitar la entrada en territorio de la C.E. de peligrosos elementos, muchos de los cuales pertenecen a nacionalidades europeas. Como cada vez que suceden episodios violentos –baste recordar la alarma en 2005 por el riesgo de explosivos líquidos indetectables- los protocolos de seguridad se activan. Ello sucede con especial virulencia en aviones y aeropuertos, con la consecuente molestia que representa para el usuario de este medio de transporte, mientras que otros medios como el barco, el ferrocarril o el transporte por carretera el efecto de la alarma es mucho menor. En algunos casos, casi imperceptible. Da la sensación de que el único medio susceptible de ser vehículo para la llegada de terroristas -u objetivo de ellos mismos- sea el aéreo mientras que el riesgo en barcos, trenes o incluso autobuses, resulta banalizable. Craso error -como muy a nuestro pesar demostraron los sucesos del 11M en Madrid- que únicamente sirve para perjudicar a un sector del transporte en beneficio de otros, menos fiscalizados. En seguridad no se pueden usar raseros distintos, y menos en función de intereses que presumiblemente nada tiene que ver con la seguridad de los bienes o de las personas. |