CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

En subida

DREAMLINER

Por superar los contratiempos 

En Boeing no pueden estar más felices. La travesía del duro Calvario que ha representado el parón por un trimestre completo de la actividad de los 787 en servicio, con la consiguiente ralentización de la cadena de montaje y entrega y los costos asociados, parece que toca a su fin y además sus balances financieros no se han resentido de la grave turbulencia que acaba de atravesar. ¡Mejor imposible!

En el momento de escribir estas líneas, el Dreamliner ha vuelto a los cielos de la mano de Ethiopian Airlines en un vuelo Addis Abeba-Nairobi, que llevaba a bordo entre otras autoridades ni más ni menos que al vicepresidente de marketing de Boeing. Toda una apuesta de la marca por la fiabilidad de su modelo.

No obstante, no deja de resultar sorprendente la elección de un cliente menor (Ethiopian posee sólo cuatro Dreamliners frente a los dieciocho que suman entre JAL y ANA) para un acontecimiento tan crucial en el futuro del 787, en vez de la que fue en su momento compañía de lanzamiento del nuevo modelo, ANA. Hay quien en ello quiere ver un síntoma de contenida incredulidad por parte del propio fabricante, ante la rapidez de resolución de un problema que se perfilaba como auténtico torpedo en la línea de flotación y al que todos auguraban un proceso mucho más largo. Con el paso de los días y la acumulación de horas de vuelo veremos si tanta precaución resulta finalmente acertada o no. Junio, y con él la anunciada vuelta a la operación normal de los grandes operadores del Dreamliner, está a la vuelta de la esquina. Superarlo sin novedad será la auténtica “prueba de fuego” que de carpetazo definitivo a los problemas de los últimos meses.

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AENA

Por ahuyentar a los clientes potenciales

A pesar del relativo respiro que proporciona saber que en 2013 se moderará la subida de tasas aeroportuarias, quizás porque ya subieron a placer – un 10,2% en 2012 y un 8% de 2013- en tiempos pasados recientes, la política que desde Fomento se imprime al ente gestor de nuestras infraestructuras aeroportuarias no deja de ser altamente preocupante. El último ejemplo, el cobro por el uso de los carritos de equipaje. Algo que siquiera las grandes cadenas de supermercados se han atrevido a implantar.

Nuestros aeropuertos pierden volumen de negocio día a día, y no parece que la política del “cobro-por-todo-,-y-mucho”, o la eliminación de servicios y horarios, sea la mejor medicina para corregir esa tendencia. Más bien se está mostrando como un excelente repelente de operadores y usuarios.

Más allá de la facilona subida de tarifas –que si no va unida a una mejora de los servicios siempre se traduce en una pérdida de ingresos- nuestros aeropuertos piden a gritos un ejercicio de imaginación que los haga atractivos a los usuarios e incremente el volumen de ingresos por la vía de la competitividad antes que por la de la ampliación de márgenes comerciales. La potenciación de la Aviación Regional tal y como se lleva a cabo en Europa es una de la vías, y no la única precisamente. Fomento tendrá que empezar a pensar en echarle ingenio, más que subidas o recortes, a la asignatura pendiente de lograr unas instalaciones aeroportuarias competitivas y a nivel europeo.