CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?

Lo mejor y lo peor de la aviación civil

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TCP EN IBERIA

Por su sentido de la responsabilidad

Nos encontramos ante un momento sin duda crucial para el futuro de Iberia tal y como la conocemos. Los próximos meses, y las decisiones que se tomen a lo largo de ellos, serán fundamentales en el devenir de la compañía y sus empleados. Es por ello que resulta de extraordinaria importancia la unidad de criterios y el apoyo mutuo que se está demostrando, especialmente en las decisiones que afectan al colectivo de vuelo, pilotos y TCP.

Iberia está siguiendo desde el principio un guión perfectamente pautado que tiene los hechos consumados como principal arma de ataque, y del cual ha dado cuenta ya de varios capítulos. La finalidad última del argumento a cuya lectura estamos asistiendo es acabar con la bicefalia fingida que la constitución de IAG propició. Es evidente que en el proceso una parte debe sucumbir en beneficio de la otra, y alguien ha decidido que sea Iberia, convertida en un adminículo low cost de su poderoso socio británico, la que pase a mejor vida.

Contra los argumentos esgrimidos por aquellos que trabajan por vaciar de sentido y razón de ser a la otrora compañía de bandera, no queda más remedio que la contraposición de la claridad de criterios y la unidad de acción. Esos parámetros de unidad y responsabilidad cara al futuro están siendo asumidos por el colectivo de Tripulantes de Cabina, en un frente común con el de los pilotos. Todo un ejemplo a seguir.

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CHINA EASTERN

Por tener pilotos que no respetan las más elementales normas

Que la milenaria cultura oriental es enormemente distinta a la nuestra, no es un secreto. Afortunadamente vivimos en un mundo extremadamente diverso, y esa es una de sus mayores riquezas. No obstante resulta difícil achacar a la diversidad cultural o al distinto “modo de hacer” asiático lo acaecido el pasado lunes en el aeropuerto de Osaka (Japón), donde un A330 de la compañía China Eastern, haciendo caso omiso de las instrucciones de torre, inició el despegue sin haber sido autorizado para ello.

El episodio ya de por sí reviste una enorme gravedad, por cuanto un porcentaje elevadísimo de la seguridad que proporciona el medio aéreo reside precisamente en la pulcritud a la hora de aplicar los procedimientos. Si unimos a ello el hecho de que nos hallamos ante el que será el presumible escenario del mayor crecimiento mundial del transporte aéreo en las próximas décadas, el incidente resulta del todo alarmante.

Si lo sucedido en Osaka –o el también grave episodio del A340 de Air France, que acababa de pasar una revisión completa en China y se puso en vuelo con treinta tornillos menos- constituye el indicio de una incipiente banalización de la aviación en Asia, sacrificando la seguridad en aras de una masificación creciente con grandes volúmenes de producción, podemos empezar a preocuparnos. Del incidente al accidente solo media la suerte, o como decía Einstein: “en este mundo todo es posible, solo es preciso tener paciencia y esperar a que suceda.”