¿CÓMO ESTÁ EL ESPACIO AÉREO?
Lo mejor y lo peor de la aviación civil
|
DEMANDA DE TCP
Por resultar cada vez más habituales las convocatorias de selección de Tripulantes de Cabina
Cada vez resultan más habituales en nuestra geografía las convocatorias de selección de Tripulantes de Cabina. Sin ir más lejos, esta pasada semana han coincidido las de Emirates por una parte y Vueling por otra.
La creciente demanda de personal de cabina constituye una excelente indicador de que algo empieza a moverse en el “planeta aviación” en nuestro país. También indica, en el caso de compañías extranjeras, la buena valoración que se hace en el exterior de nuestros/as profesionales y de la calidad de la formación que reciben en nuestros centros.
Cierto es que aún de modo incipiente, pero el incremento de la demanda debe a su vez comportar una mejora substancial de las condiciones laborales de éstos y éstas profesionales. La mejora además deberá ir pareja a una intensa labor por parte de operadores y organismos oficiales aeronáuticos para dar a conocer las funciones reales de los tripulantes de cabina, que en modo alguno son las de vendedores/camareros que tan implantadas se encuentran entre los estereotipos clásicos para el público en general, para poner de relieve la importancia real en el operativo de seguridad a bordo que desempeñan. Todos y todas saldremos ganando. |
|
AGRESIONES A PERSONAL DE TIERRA
Por injustificables
Demasiado a menudo perdemos de vista que el personal que atiende al pasaje en los aeropuertos constituyen la primera línea de fuego cuando las cosas no funcionan como es debido. La justificable indignación de los pasajeros ante contratiempos que ponen en riesgo sus planes, se convierte en injustificable cuando existen agresión verbal o, como esta pasada semana en Barcelona, física.
Huelgas, problemas técnicos con los aviones, e incluso el mal tiempo pasan a ser responsabilidad, cuando no culpa directa, del personal que atiende los mostradores de facturación o de información que se ven abocados a canalizar ese malestar. Hasta cierto punto es su obligación, pero a lo que ya no están obligados es a aguantar exabruptos y agresiones. ¡Faltaría más!
Es evidente que el usuario, también conocido como “respetable público”, merece un respeto en la medida que es su dinero el que paga los salarios de los empleados de la aerolínea, pero ese calificativo “respetable” -así, en condicional- desaparece sin dejar rastro cuando la educación también deja de estar presente. El respeto deber ser mutuo si queremos que resulte efectivo. |